Hace año y medio Óscar Freire tuvo la deferencia de acudir al homenaje que me hicieron en mi pueblo, Montcada i Rexac, y el alcalde, César Aguirrezabala, se le ocurrió montar un curioso acto en el que yo le daba la alternativa. Freire, que me pareció un chico muy simpático, me dijo entonces que su ilusión era parecerse a mí. "¡Pero hombre!, si tú ya has ganado dos Mundiales y ahí ya no puedo llegar yo", le dije. "Sí, pero usted ha sido muy grande en las clásicas. Un pionero en España y a mí me gustaría llegar a su altura".

De verdad que me alegro, por ser Freire y porque ha ganado un español. Hacía ya 45 años de mi última victoria en la Milán-San Remo. Ya era hora de que llegara otro. Y además no me quita nada, al revés, me lo da. Prácticamente todo el mundo tenía olvidado que había ganado dos veces esta clásica y estos últimos años, cuando se hablaba de que un español podía ganar, y más ahora que se ha conseguido, mi nombre vuelve a salir en los periódicos y me piden mi opinión, como sucede con este artículo en AS.

Espero que este triunfo sirva para que la afición española empiece a valorar las clásicas. En mi época no se llegó a dar importancia a mis triunfos. Confío en que vengan más victorias. Ha sido muy bonito ver como, aparte de Freire, otros españoles, casos de Astarloa y Vicioso, peleaban ayer por el triunfo.