Terapia a base de juegos

Terapia a base de juegos

Puestos a concentrarse y hacer terapia de grupo, bien harían Valdano y sus ayudantes en programar actividades para los dos días de reposo en La Manga. Probada la capacidad intelectual del director general sería recomendable huir de los típicos juegos de cartas. No estaría mal comenzar con una especie de cazafantasmas. La misión no se antoja difícil. Si se tiran a la cabeza del entrenador, encontrarán más de uno. Sería recomendable que excluyeran de esa misión a Portillo y resto de Pavones. Para la hora de la siesta, podrían organizar la fiesta del amigo invisible. Conoceríamos la generosidad del grupo a la hora de regalar. Igual encontrábamos un fiel reflejo de los esfuerzos compartidos en mayor o menor medida dentro del campo de juego.

Para la noche (buscando desdramatizar) habría que montar una fiesta (sin ironía) porque los males no se encuentran en el posible divertimiento de los futbolistas. Si a sus edades no se lo pasan bien en sus ratos de ocio, malo. Los que mandan verían que, salvo honrosas excepciones, los jugadores suelen ser bastante muermos a la hora de divertirse y acaban, como acabamos casi todos, hablando de cosas intrascendentes. El retiro espiritual está bien si hablan y se dicen las cosas a la cara. Ese parecía el fin cuando se propuso un almuerzo en Madrid.