¿Quién mató a Juanma?

¿Quién mató a Juanma?

Los líos de despachos y diferentes embrollos entre el culebrón y la alta política de este Atlético recuerdan a un capítulo de El ala oeste de la Casa Blanca. Su resolución (una oferta difícil de rechazar o dos tiros por la espalda cuando te confías) es a menudo más propia de Los Soprano. El caso de los porteros pertenece a esta clase. Una chapuza de la que nadie sale ganando: ni el traicionado (Juanma), ni el sentenciado (Burgos), ni el recomendado (Aragoneses), ni la organización. Los capos han cerrado filas con este tema: la suplencia del canterano es una decisión técnica. Pongamos que sea verdad y que el hecho de que se estuviese jugando su contrato profesional fuera una coincidencia (me llaman Melchor, Gaspar y Baltasar. Dicen que son mis padres. Qué cosas).

Pocos días antes de que llegase Sergio, Manzano comentó en el vestuario a sus guardametas que "no le quiero, no va a venir un portero de Segunda a solucionar los problemas. Confío en vosotros". Pues como la confianza fuera mutua... Si el técnico se dejó influir desde las alturas, malo, pues perdió su fuerza ante la plantilla. Si cambió de idea solito, peor, pues tocó algo que funcionaba y perdió su palabra y, a este paso, Europa (por más que los rivales se empeñen en evitarlo: tres derrotas seguidas y sigue séptimo empatado con el sexto. De risa). Decidiera quién decidiera, el bien del Atlético no estaba entre sus prioridades. En fin, no busquen lógica en el Manzanares. Sólo hay algo seguro: en breve, más surrealismo en El club de la comedia .