Que empiece la fiesta

Ciclismo | Tour

Que empiece la fiesta

Que empiece la fiesta

AFP

Armstrong reta a la Historia en el Tour que arranca en Lieja.

Hablaré del doping para empezar, porque no me gustaría acabar con ello. Jamás el ciclismo ha estado tan en duda. Lo que comenzó siendo, allá por los 60, un método de supervivencia, un modo, a veces ingenuo (carajillos) y a veces no tanto (anfetaminas) de combatir el agotamiento que provoca el deporte más exigente, se ha convertido ahora (hace años) en un consumo sin freno ni ética que pone en peligro la vida de los ciclistas, incapaces de protegerse, de asociarse en serio, de mandar en su trabajo, de acabar con casposos directores y médicos que los tratan como caballos de carreras.

No son casuales las muertes de Chava y Pantani, ni el origen de sus depresiones. No son una anécdota las confesiones de Manzano a Guti. Sin embargo, siendo la vida lo más importante, no es lo único en peligro. Peligra también, y por vez primera, la credibilidad del ciclismo, imposible librarse de la sospecha: quien gana es porque algo toma.

A la espera de un Espartaco, de un ciclista con suficiente categoría y poder de convicción como para arrastrar a otros en su cruzada, a la espera de que algún corredor comprenda que se inicia otra lucha por la supervivencia, de sí mismo y de su deporte, hoy, en plena agonía, comienza el Tour más apasionante de los últimos tiempos, hoy vuelve el mejor ciclismo del mundo, el heroísmo intacto, sin ventajas porque están igualados todos, aunque sea en el infierno. Si usted alguna vez miró, no puede ahora volver la cabeza, porque esos tipos siguen siendo igual de admirables, más desamparados aún, porque sufren igual, sólo que van más deprisa.

Los protagonistas son conocidos. El hombre que ganó cinco Tours (y a un cáncer) está a un paso (a 21 etapas) de ser más grande que Anquetil, Merckx, Hinault e Indurain. No me abucheen, son los datos. Si se irritan se unen a un ejército de puristas, ignoro si Leblanc está entre ellos, pero podría.

La rutina.

Lance Armstrong llega a los pies del trono con su rutina dinamitada, lo que anuncia peligro: dicen que la repetición de gestos repite el éxito y lo contrario presagia fracaso. Se ha separado de su esposa, la atractiva Kristin, y mantiene un idilio con Sheryl Crow, cantante de rock igual de atractiva que su ex (versión salvaje), ambas con bocas tan sugerentes como arriesgadas; buen gusto forastero.

Frente a Armstrong, más cerca que nunca y por orden (creo): Ullrich, Mayo y Heras. Tras ellos, Hamilton, Zubeldia y Simoni. Y un Tour atípico: crono por equipos en la que no se pueden perder más de dos minutos y medio, no hay montaña hasta la décima etapa, primero Pirineos, luego Alpes y allí cronoescalada en Alpe d´Huez. A la crono del penúltimo día, de 55 kms, podría llegar un escalador de líder.

Y entre los escaladores no lo hay mejor que Mayo, que ya venció a Armstrong en la Dauphiné. Si está en forma (y lo está) nadie puede seguir sus demarrajes. Y ha mejorado contra el crono. Aunque hace un año pecó de muy conservador (Gorospe también), ahora parece decidido. La tercera semana será su principal enemigo, riesgo que no correrá Heras, contrastado en pruebas largas y el candidato que mejor conoce a Armstrong, su ex jefe. En la sombra rondan Zubeldia, armadura de campeón, y Sevilla, niño torero, y Aitor González, tanta luz que prometías se quebró como los días. No es por animar, pero hay Tour. Y lo rozamos. Que empiece la fiesta.

Otro revés judicial en París para Armstrong

Lance Armstrong afinó ayer su puesta a punto por la calles de Lieja y se topó con sorprendidos ciudadanos, que le vieron rodar con su facilidad habitual, al tiempo que el Tribunal de Apelación de París rechazaba la demanda del quíntuple ganador del Tour de incluir en cada uno de los ejemplares de L.A. Condifencial, el libro en el que se le acusa de doparse, una anotación sobre su versión de los hechos que se le reprochan. La decisión supone un espaldarazo para los periodistas Pierre Ballester y David Walsh, autores de dicho libro que está en las librerías desde el pasado 15 de junio. Es la segunda vez que Armstrong ve cómo se rechaza su petición. Al tiempo, sus abogados siguen intentando que la Justicia retire el libro de las librerías y todos los puntos de venta por considerar que el mismo injuria al ciclista estadounidense.