Grecia exige la verdad

Atenas 2004 | Escándalo Kenteris

Grecia exige la verdad

Grecia exige la verdad

agencia

Conmoción e incredulidad por el escándalo de los ídolos helenos

Connmoción. Incredulidad. Sorpresa gorda. Una sensación general de vergüenza propia y ajena. Y un clamor colosal: ¡Decidnos la verdad! Idolo Kenteris, nuevo Apolo; diosa Thanou: ¿Nos habéis mentido? Eso grita Grecia desde el fondo de su dolorido corazón olímpico.

Los periódicos de Atenas salieron ayer en sus portadas con el escándalo, en espectaculares caracteres, lo que plantea un interrogante: ¿Cuándo supieron que los dos ídolos habían sufrido un accidente de moto? Desde la redacción de uno de ellos se asegura esto: Desde las nueve de la noche sabíamos que iba a pasar algo. Como nos lo contaron se lo contamos. Casi todo el mundo habla aquí de montaje escandaloso y espectaculanas.

Ganar tiempo. El día ateniense fue el más cargado de emociones y de calor. Se esperaba un viernes festivo, el de la vuelta del olimpismo a casa. Pero esa sensación mágica se empañó por todo tipo de rumores. El que más fuerza cobró a lo largo del día fue éste: el Comité Olímpico Griego trató de ganar tiempo, convencido de que sus atletas no vencerían a la máquina de la verdad, el Cazafantasmas (ver información adjunta).

Había que tapar como fuera que el escandalazo disputara las portadas de todos los periódicos y noticiarios del mundo la noticia de que los Juegos de la XXVIII Olimpiada habían sido inaugurados en Atenas.

La gente hablaba a media voz, entre bromas y veras. Los periodistas griegos se batían en retirada. ¿Es creíble que dos atletas se vayan con permiso de la villa olímpica, justo antes de que lleguen los médicos del antidopaje? ¿Y que lo hagan en moto? (Un apunte al paso: los deportistas españoles con beca ADO tiene prohibido utilizar ese medio de transporte, así como los futbolistas profesionales en nuestro país) ¿Y que la tengan a su alcance, en la propia villa? ¿Y que no siendo vecinos ni pareja ni nada por el estilo se suban juntos para ir a recoger unas cosillas? ¿Y que la moto derrape porque pisa aceite? ¿Y que se caigan los dos? ¿Y que estén magullados, pero sólo eso? ¿Es decir, inútiles para pasar un control médico pero no para disputar en tres días unos Juegos Olímpicos? ¿Es creíble todo eso?

En la familia olímpica no se lo cree nadie. Desde luego que ninguno en la delegación española. Ni el propio Rogge, presidente del invento, que asegura: No me temblará el pulso. Rogge ha escuchado a su antecesor Samaranch, quien le aconsejó: No cedas en esto o la credibilidad olímpica estará perdida. Pues de momento, el pulso está lanzado. Lo primero es la credibilidad. Y si los griegos van en moto sin casco, allá ellos.