Van Almsick: "Tan sólo comía media manzana"

Natación | Retirada

Van Almsick: "Tan sólo comía media manzana"

Van Almsick: "Tan sólo comía media manzana"

Franziska van Almsick ha dicho adiós a la natación con 26 años. Pero arropada por una popularidad descomunal en Alemania, al nivel de Claudia Schiffer o Steffi Graf. La fama fue una losa que le llevó a la enfermedad. Ahora lo cuenta en su libro Emergiendo.

Franziska van Almsick, la niña prodigio de la natación alemana que se convirtió en icono de la Alemania reunificada en 1992, tras ganar con 14 años cuatro medallas en los Juegos de Barcelona, ha vuelto a sacudir a su país. Esta vez fuera del agua, a través de las páginas de Aufgetaucht (Emergiendo), una autobiografía en la que se confiesa después de anunciar su retirada de las piscinas con 26 años, siete medallas olímpicas, cinco en Mundiales y 14 en Campeonatos de Europa.

Apareció en los Juegos del 92 y ya con sólo 16 años, esta Lolita procedente del Berlín de la RDA y cuya madre, Jutta, fue informadora de la temida Stasi, llegó a ganar dos millones de dólares al año por contratos publicitarios y una encuesta la proclamó como la segunda mujer más deseada de Alemania tras Claudia Schiffer. Demasiado para una adolescente. Tanto vértigo la llevó a la anorexia. Empecé a tener miedo a fracasar, a decepcionar a los demás, confiesa en el libro.

En 1995 deja los estudios para sacrificarse en pos del oro olímpico en Atlanta, donde apareció con 60 kilos. No podía más. Sólo entrenaba y quería sentirme un poco libre para tomar alguna decisión sobre mí. Lo único que podía controlar yo misma era lo que comía. Así que acabé desayunando un bombón y comiendo media manzana. Una locura a las puertas de los juegos. Una locura que le llevó a acudir a especialistas tras agravársele la enfermedad, casi obligada por su entrenadora Regina Eichhorn.

Esta walkiria de siglo XXI siempre ha sido observada con lupa. Unas ingenuas declaraciones sobre una supuesta simpatía hacia Hitler también la pusieron en el ojo del huracán. Ahora sólo quiere disfrutar. Con 26 años ha llegado el momento de salir, de emerger, de empezar a vivir.

Kretzschmar, su peculiar novio

Stefan Kretzschmar, jugador de balonmano que tantos quebraderos de cabeza causa a España, es su novio y le ha contagiado la afición por los piercings y los tatuajes. El Loco dejó a su compañera cubana por Van Almsick. Él es mi amigo, mi amante. Una pareja de altura.