España hace historia y se mete en la final

Balonmano | Túnez 30 - España 33

España hace historia y se mete en la final

España hace historia y se mete en la final

reuters

Mundial de balonmano. España supo tener esta vez mentalidad ganadora, cabeza fría y corazón caliente, para superar a Tunez ante 14.500 enfervorizados aficionados. No entró nunca en el juego del rival y se metió por primera vez en la final de un Mundial.

Garralda y Barrufet se fundieron en un abrazo. Fue un segundo, pero valía por una eternidad, por decenas de batallas de decepciones, por mil llantos de tristeza, por tantos compañeros de siempre que no han logrado lo que ellos dos alcanzaron ayer. Por fin la gloria en un Mundial, la primera medalla en esta cita, la primera final en una competición a nivel Mundial (ya fueron plata en 1996 y 98 en los Europeos). En los Juegos Olímpicos de 1996 y 2000 se quedaron a un paso y se tuvieron que contentar con el bronce.

Ellos han recorrido un largo viaje de más de 200 partidos con la Selección, y ayer casi ni reconocían a varios de sus nuevos compañeros. Cuando Mateo y David ya eran estrellas, Chema Rodríguez y Rocas les querían imitar en sus equipos alevines.

No fue sencillo. Paciencia, sangre caliente y cerebro frío, control. El juego con bridas, no entrar en la guerra con los tunecinos. Buscar aliento, evitar la pérdida de identidad. Todos a una, cada uno con su papel bien aprendido. Sí, salió a la perfección el guión que había preparado Juan Carlos Pastor, como si hubiera vivido el partido cientos de veces en sueños, como si lo hubiese adivinado.

Sabíamos todos que Hman, el lateral izquierdo era un peligro. Lo ratificó en los primeros minutos, basculando hacia la izquierda para evitar la contudencia de Garralda. Sí, Hmam encontraba puerta con facilidad. Decisión rápida, y a la postre acertada: Hernández sobre él, defensa de 5-1 para evitar el tiro del tunecino desde cualquier distancia. Sumó más goles, sí, pero su porcentaje de acierto descendió, quedó como un jugador intermitente.

Hasta que perdieron gas.

Sin embargo, Túnez tenía otra opción: Ben Aziza. Fue quien mantuvo a su selección en la primera parte con cinco goles sin fallo. Ahí estaba el problema, porque en ataque España hacía su papel, con un Garralda pletórico, con un Entrerríos que fue cogiendo la onda, y con un Iker Romero inconmensurable, ataque y defensa y muy efectivo.

Al descanso el partido parecía encarrilado. Falsa apariencia porque Túnez aún tenía gas, pero poco a poco iba perdiendo intensidad, frenado por los brazos españoles, por un Garabaya capaz de taponar cualquier tiro. Barrufet ponía la guinda.

En la recta final no había dudas. España estaba asentada. Uríos reafirmaba su calidad en el pivote. Pastor ya lo adelantó: "Ya veremos si Túnez es capaz de jugar contra el marcador". Y España estaba en la final, con Barrufet haciendo su última parada, con los brazos al cielo que se le había cerrado tantas veces. Misión cumplida. Ahora queda pelear por lo que importa, por un oro de muchos quilates. Sí, queremos el oro, lo dicen los jugadores.