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Boxeo | Actualidad

Gente guapa y yuppies se lanzan al cuadrilátero

Pertenece a una de las sagas más célebres del cine español. Y también a una de las más aficionadas al boxeo. Carlos Bardem, al igual que su hermano Javier, lo practica por verdadero placer.

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<b>ACTOR-BOXEADOR. </b>Daniel Guzmán, que peleó la semana pasada, en el gimnasio Metropolitano con su instructor, Jerónimo García.

Urgencias en el hospital madrileño de La Zarzuela, noche del 6 de febrero de 2003. Enrique López Martos, médico del departamento de cirugía maxilofacial del equipo del doctor Sada, atiende a un paciente con la mandíbula rota. "¡Pero si tú eres Karim Quibir, el campeón intercontinental del peso gallo! He visto todas tus peleas por televisión", le dijo el doctor. Con las mismas manos que tres días a la semana se recubren del duro cuero de los guantes con los que practica su deporte favorito, el cirujano-boxeador reconstruyó con gran precisión la mandíbula de Karim días después.

Enrique López Martos pertenece a una nueva generación de practicantes del deporte de las dieciséis cuerdas: los boxeadores de guante blanco. Actores, médicos, publicistas, economistas, informáticos, abogados, arquitectos... acuden a los gimnasios atraídos por un deporte que les sirve para mantenerse en forma y, de paso, soltar toda la adrenalina que les provocan sus estresantes trabajos. Y muchos, hasta le encuentran la parte "intelectual" al boxeo.

Es el caso de Álvaro, arquitecto. "Me gusta el boxeo porque hay una estrategia y te exige pensar constantemente cómo te mueves y qué haces. Y eso hace que se me pase la hora de la clase muy rápido. Antes veía el boxeo como un deporte muy burro. Ahora que empiezo a entenderlo, me parece muy estético", explica Álvaro.

La motivación de Mariano, director financiero de una empresa, es diferente. "Vengo aquí para adelgazar. Antes nadaba y no bajaba ni un gramo. Era muy desesperante. Sin embargo, llevo practicando boxeo dos semanas y he perdido ya dos kilos. Estoy encantado", reconoce.

Para Eduardo, informático, el boxeo es una forma de "soltar adrenalina". "Hay gente que cree que el boxeo te vuelve agresivo. Y es todo lo contrario. Cuando sabes boxear, evitas pegarte con nadie porque sabes el daño que puedes hacer", explica Eduardo.

Ilustres profesores. Si los nuevos practicantes del boxeo se muestran encantados, no lo están menos sus ilustres profesores. Es el caso de José Durán, campeón del mundo del peso superwelter en 1976: "Estoy feliz de dar clases a ejecutivos porque son mucho más agradecidos que los boxeadores profesionales. También les doy clases particulares en sus mansiones". En los gimnasios el boxeo pega con fuerza. El Barceló tiene clases cada hora, por la mañana y por la tarde. Y todas están llenas. Lo mismo sucede en el Metropolitano. Así lo confirma Jerónimo García, director también de la Escuela de Boxeo de Aluche: "Tengo como alumnos a gente de todas las edades y de todas las escalas sociales. El boxeo se ha convertido en un vehículo de integración social porque aquí entrenan todos juntos y acaban haciendo grupo".

Algunos de estos alumnos, los más osados, se están atreviendo a participar en veladas, como lo hizo la semana pasada el actor Daniel Guzmán. "En Estados Unidos son famosas las llamadas veladas de guante blanco, entre ejecutivos que practican el boxeo. A este paso acabarán llegando a España. Si no al tiempo", vaticina José Valenciano, del gimnasio madrileño Barceló.