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Atletismo | Mundiales Helsinki 2005

Cambio de guardia

Paquillo busca la hoy medalla en unos Mundiales en renovación

Actualizado a
<b>PREPARATIVOS.</b>El viejo, pero remozado Estadio Olímpico de Helsinki, acogió ayer los últimos entrenamientos de los atletas. A partir de esta mañana, las competiciones.
AFP

En un respiro de la lluvia, el viejo Estadio Olímpico brilla, bruñido por el Sol de Medianoche, ése que nunca se pone sobre los Mil Lagos de Finlandia, el país que venera a atletas y corredores de rallyes. Hoy, ese estadio de asientos de madera, servicios kitsch y apariencia prehistórica, nos parece pasado de moda. Hoy, en la inauguración del X Mundial de Atletismo un cambio de guardia, no están Hicham El Guerrouj, Haile Gebrselassie, el lesionado Asafa Powell o los repudiados Kostas Kenteris, Tim Montgomery y Marion Jones. Pero...

Pero hace 55 años, el 19 de julio de 1952, entre la gran torre blanca y la Puerta de Maratón, el tiempo se fundió con el viento de otro cambio de guardia en el atletismo mundial. Ese día de 1952, Paavo Nurmi, el jefe de los Finlandeses Voladores fue el último relevista de la antorcha olímpica.

Nurmi desató el fervor cuando irrumpió en este Estadio Olímpico, como testifican las históricas placas en blanco y negro, y cedió la llama a Hannes Kolehmainen, que encendió el pebetero.

Fue la última aparición pública de Nurmi y Kolehmainen. Como héroes mitológicos o viejos soldados, se esfumaron en las sombras del tiempo y la leyenda. Pero cuando terminaron aquellos Juegos de 1952, en este Estadio Olímpico, una Locomotora Humana enarbolaba el testigo de los Finlandeses Voladores: Emil Zatopek, el superviviente de las matanzas nazis de Lidice, se coronó triple campeón olímpico en 5.000, 10.000 metros y maratón. Lo nunca visto. Aunque Nurmi había simultaneado los récords de la milla, 5.000 y 10.000 metros. En Helsinki, Nurmi y Zatopek tendieron un puente sobre generaciones.

Y aquí llega otro Cambio de Guardia. En plena ofensiva de la Federación Internacional (IAAF) sobre los controles antidopaje, a instancias de los deprimidos estadounidenses.

Velocidad.

Asafa Powell no volará sobre 100 metros, pero quizá podría haber perdido la partida con Justin Gatlin: el campeón olímpico. Pero, ¿quién blinda a Gatlin ante Shaw Crawford y Francis Obikwelu? Maurice Greene, que se lesionó en los Trials, hará la segunda posta del relevo 4x100 metros de EE UU.

Marion Jones malvive en el destierro, pero Allyson Felix (novia de Gatlin, dicen), Lisa Barter y Sanya Richards sprintan a la salvación de la velocidad femenina. Kerron Clement y Wariner son capaces de todo en 400 vallas y 400 lisos.

En Atenas, Hicham El Guerrouj, el califa que quería ser como Paavo Nurmi, se sació con oro olímpico. Pues aquí habrá un 1.500 metros estupendo, muy abierto, con los Kipchirchir de Kenia, Mehdi Baala de Francia, Rachid Ramzi de Bahrain, Rui Silva de Portugal y los tres españoles (Arturo Casado, Reyes Estévez y Juan Carlos Higuero) dispuestos a cualquier cosa.

El etíope Kenenisa Bekele llenará el gran fondo, aunque se haya borrado del 5.000. Del repóker con el que sueña José María Odriozola, el presidente de la Española, Paquillo Fernández debe ofrecer hoy la primera medalla a España: 20 kilómetros marcha.

A las 9:15 horas penínsulares españolas, con lanzadores de peso y triplistas femeninas ya en acción, los jueces darán la primera salida en las series de 100 metros vallas del heptatlón de Carolina Klüft: "A sus puestos" ("Paikoilenne"). "Listos" ("Valmiina")... y habrá arrancado el Mundial.

Fue lo mismo que galvanizó la emoción de Paavo Nurmi y de Emil Zatopek: sin ellos nadie habría llegado hasta aquí.

350 controles de sangre

La IAAF hará el mayor programa antidopaje de la historia. La mitad de los atletas pasarán alguno, en competición o por sorpresa, de los que 350 serán de sangre. Se trata de disuadir para que no se repitan casos como el del griego Kostas Kenteris en los Juegos de Atenas o la estadounidense Kelly White (en la imagen), que dio positivo en los Mundiales de París 2003.