NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Atletismo | Mundiales Helsinki 2005

Joan Lino acaba a un centímetro del bronce

El español perdió el metal en el penúltimo salto de la final ante Evilä

Actualizado a
<b>PRESIÓN LOCAL. </b>En el último intento, Joan Lino no logró alcanzar los ocho metros y la medalla de bronce fue a parar a manos del saltador local , Evilä.
reuters

Todo se ha torcido, y todos los cuchillos van a descender de las nubes de Helsinki a mediodía de hoy, sobre la rueda de prensa del presidente Odriozola. Cuando las cosas van como van, las medallas hasta se pierden por un solo centímetro. Explicación de Joan Lino Martínez tras perder el bronce en salto de longitud, por un centímetro y en el penúltimo salto, ante Evilä, el finlandés saltador: "En Atenas, viví para ganar por uno, y ahora vivo para perder por uno. Sabía que podía ocurrir, con el finlandés apoyado por su público. Me sabe mal porque técnicamente he saltado fatal, fatal".

Dicho así por Lino, tiene todo el aire de una explicación lógica. Pero lo que la selección mundialista de Helsinki necesitaba ya, ayer, no eran explicaciones lógicas, sino medallas. Y si Natalia Rodríguez subiera hoy al podio tras la final de 1.500, entre rusas y etíopes, ya no sería una medalla, sino un milagro de la Purísima.

"Una actuación digna, esto es lo que hay y lo que tenemos", resumía Marta Domínguez, a quien los podios de Edmonton y París se le antojan ahora lo más parecido al Monte Olimpo. Una actuación digna fue la de Joan Lino, que durante dos rondas casi completas, tuvo bien enganchado el bronce a sus zapatillas. Sólo que después de cada buen salto, 8,13 en la segunda ronda, y 8,24 en la cuarta, siempre con rachas de viento un poco excesivas, llegaba el finlandés saltador: 8,16 contra los 8,13, y 8,25 contra los 8,24. En el último intento, Lino, presionado, ni llegó a los ocho metros (7,98 ventosos). Había hecho un solo nulo, y por un milímetro.

En la tribuna de los equipos, el K.O. en el penúltimo salto congeló las facciones a Juan Carlos Alvarez, entrenador de Lino, y a José Luis de Carlos, director general de la Federación Española y "primer ministro" de Odriozola. Un triste consuelo: si el finlandés hubiera hecho 8,24 en su último salto, también hubiese ganado. Su segunda mejor marca, 8,16, también superaba la segunda mejor de Lino (8,13).

Salto de oro.

El oro fue cosa de un solo salto para Dwight Phillips: 8,60 en la primera batida, con viento legal (1,6) mejor marca mundial de 2005, y a otra cosa. Salvando distancias que aquí ni siquiera se salvan, lo de Phillips fue un poco como lo de Beamon en México 1968. Exhausto, Beamon acabó aquel concurso azteca con esa marca de otra generación. Con los 8,60, Phillips se supo campeón y perdió la concentración: sus cinco intentos restantes fueron nulos. La cuestión es que no necesitaba ni un solo salto válido más. Gaisah, de Ghana, se había asegurado la plata con sus 8,34 de la tercera ronda, récord de Ghana. Vaya, hombre. Gaisah, el de Ghana, se lesionó en el último intento, cuando tenía la plata garantizada.

Y Lino, el españolito de La Habana, el profesional que se sabía en la obligación de ganar una medalla, tuvo que despedirse del podio, mientras rugían Evilä, el finlandés saltador y el Olímpico de Helsinki, incluido el hijo de Nurmi: el finlandés volador. Habrá que ver hoy a qué dios del atletismo se encomienda el presidente José María Odriozola.