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Tenis | Master de Shanghai

El Masters se hunde sin los pies de Nadal y Agassi

El español no llegó a debutar. Antes de comenzar su partido con Gaudio comunicó su decisión de abandonar: su lesión en el pie no había cicatrizado y el dolor fue un claro indicativo. Agassi, lesionado desde septiembre, llegó a jugar con Davydenko y perdió. Dijo que no podía moverse.

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<b>RETIRADA.</b> Ambos coinciden: "Jugar era faltar al respeto a los contrarios".
afp

Lo había anticipado Rafa Nadal, entre dientes y entre líneas, el sábado: "Le estamos pidiendo al cuerpo más de lo que el cuerpo puede dar". Los pies de los cuerpos de Rafael Nadal y Andre Agassi, uno de 19 y otro de 35 años, ya han dado bastante esta temporada. Agassi no jugaba desde la final del US Open, en septiembre. Sin esos pies y sin sus propietarios, el Masters de Shanghai queda reducido a un par de nombres: Federer y Ljubicic.

Como dice el mismo Nadal, "esto es lo que hay". Y lo que hay es el calendario ATP, en el que Nadal ha combatido en 89 partidos individuales y 27 de dobles. Federer lleva 80 y 7. Agassi, a sus 35 años, 49 individuales y un doble. El que más juega es el que más gana: leonina ley del circuito ATP.

Y desde el episodio nacional ante Ljubicic, en Madrid, Nadal apenas se había entrenado por un esguince de ligamentos ("peroneo-astragalino") en el empeine. "Fue en el tercer set ante Ljubicic: en caliente, lo soporto".

Renunció a jugar en Basilea y París-Bercy. Hizo viajes a Barcelona, a la consulta del doctor Ruiz Cotorro, en busca de un diagnóstico ante el viaje a Shanghai. La lesión no estaba cicatrizada: Agassi tuvo un esguince de tobillo hace dos semanas y ayer apenas podía moverse ante los tiros de Davydenko. Básicamente, la opinión de Cotorro sobre el pie de Nadal fue: "Va mejorando, pero si quieres jugar en Shanghai, sólo lo podrás comprobar allí mismo".

Y Nadal cogió el vuelo directo para la China, que ya hay que tener ganas, y se vino a Shanghai, la terrible ciudad-termitero de la pista horrible, tan pegajosa como la humedad del estuario del Yangtze. Probó y dijo eso de que "le estamos pidiendo al cuerpo más de lo que el cuerpo puede dar". No las tenía todas consigo, pero todo el mundo pensaba: "Si ha venido aquí, será para jugar". Todos, incluido Nadal.

Pero el tiempo es cambiante en Shanghai. No es el Imperio del Sol, sino de la humedad, los mendigos y los coolies despiadados. Tras los últimos entrenamientos en pista, la noche del domingo, volvió a llover, y el pie de Nadal se resintió. Hicieron radiografías en el Hospital Central de Shanghai. Otro control más en la mañana del lunes, con diálogo a varias bandas, entre el doctor Cotorro, en Barcelona, y en Shanghai, Rafa Nadal y Greg Windler, médico del torneo. La recomendación de los dos médicos, el de allí y el de aquí (a elegir), fue no jugar. Windler dijo textualmente: "La lesión no está cicatrizada y ni siquiera se sabe su estado real en este momento: necesita más controles cuando vuelva a casa para saber hasta cuándo debe descansar".

La suerte estaba echada. "La decisión final es mía, pero me dejo guiar por los médicos y por el dolor que siento. Jugar hubiera sido incluso una falta de respeto para los contrarios", sentenció Nadal ante más de cien periodistas. Ahí ya se había retirado Agassi, que, zurrado por Davydenko, ofreció una imagen patética. Un consejo para el que quiera venir a Shanghai: que se lea bien El Imperio del Sol, y que se aplique el cuento.

Andre Agassi "El cuerpo le puede pasar factura a Nadal"

Nadal tiene tanto talento que ha elevado el listón de este juego para los propósitos de muchos jugadores. Este es ahora un juego muy físico. Él juega hasta el límite. Su juego lleva aparejado mucho desgaste. Está escribiéndose unas facturas de las que sólo cabe esperar que el cuerpo no se las termine cobrando. Su lesión es algo terrible que espero no dure mucho. Yo sufrí un esguince de tobillo de grado tres hace dos semanas. He mejorado pero no lo suficiente. No podía moverme".