Esa fe estuvo liderada por Fernandao. El brasileño fue un continuo peligro para el equipo navarro, que, salvo al principio, no encontró respuesta a detener al segundo máximo goleador de la Liga y que estuvo ayudado por dos inconmensurables P.C y Jordi Gay, aunque el protagonismo final se lo llevase Leandro, ese excéntrico guardameta que detuvo un diez metros con menos de tres segundos a Teté y evitó la prórroga.
Todo fueron problemas al principio para el Martorell, porque pese a su dominio inicial, MRA Gvtarra creció a medida que iban pasando los minutos y supo contener a Fernandao cortando mucho caudal ofensivo del equipo catalán, mermado en su plantilla y lo que provocó que prácticamente sólo utilizase siete jugadores de campo por los diez de su rival y que Juliá Naranjo aprovechase al máximo a cada uno de sus jugadores.
El conjunto navarro no se descompuso en ningún momento y esperó pacientemente. Su peligro constante en las jugadas de estrategia dio sus frutos en el primer gol de Eseverri y luego, cuando se llegaba al final del acto inicial, una gran maniobra de Teté permitió a Dé aumentar la renta y la confianza de los suyos, que empezaron a soltarse a la vez que Martorell se desinflaba y no era capaz siquiera de aprovechar que los de Imanol Arregui estaban con cinco faltas desde hace tiempo.
Aún así, el equipo catalán siguió en su empeño por igualar el partido. Gozó siempre de buenas ocasiones, sobre todo cuando el marcador señalaba un empate sin goles, pero los tantos en contra le hicieron mucho daño anímico.
De todos modos, salió con la misma decisión tras tomar aire en el descanso y probó lo que significa hacer un tanto. Una buena presión de Jordi Gay provocó el robo sobre Teté, que poco antes había perdonado un uno contra uno ante Leandro, y Fernandao no sólo metió al Martorell en el encuentro sino que le recuperó moralmente porque poco después Kel empató y abrió un nuevo choque.
El MRA no aguanta
Era el momento de comprobar de qué ''pasta'' está hecho el MRA Gvtarra y si la experiencia del año pasado le iba a servir de modo positivo porque su rival, impulsado por el genio de Jordi Gay y la calidad de Fernandao, presente en todas las acciones buenas de su equipo, iba lanzado a por las semifinales.
Martorell tenía el dominio del encuentro, pero fue su guardameta Leandro el que salvó por dos ocasiones sus intereses, y fue el equipo que se encontró con cinco faltas con cuatro minutos por jugar, y las fuerzas empezando a flaquear. No importó tuvo fe y Leo dio el premio final sólo con el tiempo necesario para que Leandro tomase su ración de protagonismo.
