Pista uno del All England, tarde plomiza que amenaza lluvia en pleno pasillo aéreo de aviones que van y vienen a Heathrow. En esa hierba pesada, tan húmeda como la de Old Trafford o el viejo Highbury, Nadal se despidió de Wimbledon 2005 ante Gilles Müller. A esa misma hierba, tan escurridiza como la banda de Anfield, regresaba Rafa Nadal: para ganar. Y ganar sin ceder un solo set en su estreno de Wimbledon 2006. En Wimbledon, Nadal aún no es la Amenaza Universal que descarga sobre Roland Garros. En Wimbledon, Nadal es Mr. Curiosidad. ¿Qué hará Nadal en el All England...?
De momento, Nadal gana sobre el pasto húmedo de Church Road: como Robredo, Ferrero y Verdasco. Con la misma iniciativa por sorpresa que utilizó Muhammad Ali ante Foreman, en Kinshasa en 1974. Aquella noche tropical, lo primero que sorprendió a Big George Foreman fue que Muhammad, ex Cassius, le atacara con jabs de derecha, el golpe más arriesgado del boxeo: porque abre la guardia del pegador diestro. "Foreman debió pensar que se encontraba ante un zurdo", reflexionaría después Norman Mailer.
Como Foreman, aunque salvando las distancias del tiempo y el espacio, el incómodo zurdito Alex Bogdanovic se encontró ante una situación insólita en una pista de hierba: tener que moverse y gestionar en el césped un diluvio de bolas pesadísimas, con topspin alto y superliftado. Esto no se hace en un país y en un club, donde a las cinco de la tarde, la gente detiene cualquier cosa para tomar el té. Esto, ganar en Wimbledon con el topspin pesado, sería una revolución, como Camilla Parker con la corona de los Windsor. Pero bueno, ella es la esposa del Príncipe de Gales...
Lo que hay, lo que llevó Nadal a esa ex maldita pista uno, no fue sólo el topspin matador. Además, 19 subidas a la red, con las que ganó 13 puntos, más del doble que Bogdanovic. Además, agresividad bronceada, un trueno mediterráneo disfrazado con el blanco que exige el All England. Resto. Piernas. Un saque que cada vez esconde mejor. Suma: 36 golpes ganadores, 14 más que Bogdanovic. Nadal se aceleró algo más de la cuenta para ver el fútbol, pero ahora apunta al californiano Kendrick, número 237 del mundo, agresivo especialista en pistas duras. Nunca se han medido. A ver cómo negocia Kendrick el topspin cepillado más alto y pesado de la tierra... sobre la hierba de Wimbledon.
