Después de sus dos victorias en el Tour, continúa usted con la racha.

El Tour lo acabé con unos problemillas y tuve que retirarme. Lo terminé muy cansado, pero he tenido tiempo para recuperarme. Vine a esta clásica pensando en la victoria, pero no sabía cómo iba a encontrarme.

Pues visto el resultado, anda usted bastante bien.

Siempre es bueno ganar, pero mucho más si se trata de una clásica. El recorrido de esta carrera me venía bien, pero es difícil vencer a un corredor como Erik Zabel, que está muy fuerte y, además, corría en casa.

¿Qué ha pasado en el sprint? Ha forcejeado usted con uno del Gerolsteiner.

El sprint ha sido un poco agitado para mí, porque Fabien Wegmann intentó cerrarme y yo tuve que hacer un gesto con la mano para que él no me empujara. Ahí perdí un poco de tiempo, pero luego estuve bien en el final. La victoria se jugó por un puñado de milímetros.

No ha levantado usted los brazos para celebrar la victoria. ¿No sabía que había ganado?

Tenía dudas de si había ganado, como ya me ocurrió en el Tour con McEwen. En esos casos prefiero no celebrarlo y esperar a que lo confirme la foto-finish.