Río revuelto

Ciclismo | Vuelta a España. 15ª etapa

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jesús rubio

Jorge García (Relax) fue el primer protagonista de la etapa. Se escapó en los primeros kilómetros y fue atrapado a 17 del final. A dos kilómetros de meta pinchó Zabel y en la última recta Petacchi fue encerrado. El alemán Förster aprovechó para apuntarse una gran victoria.

Jorge García ganó hace dos años la etapa reina de la Vuelta a la Comunidad Valenciana, con final en El Campello. Se había escapado en los primeros kilómetros con Astarloza y ya desde el primer instante todo eran inconvenientes: la compañía, su inexperiencia, el viento en contra y el final en alto. Valverde era líder de aquella carrera y sus enemigos estaban al acecho. Es muy probable que Jorge García mirara ayer a su alrededor y descubriera el panorama perfecto para probar suerte. Igual que aquel día que estrenó su palmarés profesional, todo estaba en su contra: el viento, el llano y los sprinters. Al igual que aquella mañana, Valverde relucía y Valencia se oteaba en el horizonte. Así que no lo dudó un instante: se largó.

Durante más de 100 kilómetros Jorge García desafió a la lógica con el único consuelo de que el sufrimiento del escapado tiene una rentabilidad publicitaria, ya que esa información que recibimos de manera inconsciente hace que nos inclinemos luego por un colchón o por una determinada empresa de alquiler de maquinaria. En mi caso, funciona, y debo decir que sólo me falta por visitar la bella localidad kazaja de Astaná (al Rabobank me da vergüenza ir).

Por cierto, y hablando de impactos marketinianos: todavía no acabo de comprender este cambio de horarios dominical que hace coincidir la Vuelta con el duelo al sol que se traen Alonso y Schumacher. Es como ir a ligar a la piscina de los culturistas. Una comparación odiosa aunque la belleza esté en el interior y las rubias quieran pasar su vida con un hombre que las haga reír, ja.

A 17 km de la meta, Jorge García fue atrapado por el pelotón y se lo tomó con una deliciosa deportividad, sin llorar y sin arrojar bidones a los que tiraban del grupo. Y hubiera acertado, porque tiraban muchos. Especialmente el Quick Step. Da la impresión de que Bettini está dispuesto a reventar a su equipo hasta que vuelva a ganar una etapa. Su empeño es encomiable, siempre y cuando no seas su compañero. Qué distinta la actitud de otros italianos como Rebellin y Marzoli, décimo en la general, que abandonaron ayer, como quien no se da por aludido.

Sorpresa.

El pelotón se encaminó hacia el sprint con la novedad de que las minas del destino hicieron saltar por los aires a algunos favoritos. Zabel pinchó a 1,5 de la meta. Petacchi entendió la indirecta y trató de adoptar posición de ataque. Pero se vio encerrado en la recta final. Se formó entonces un revoltijo de secundarios entre los que surgió el alemán Robert Förster, del Gerolsteiner, vencedor de la última etapa del pasado Giro. Förster, que comparte nombre y apellido con un insigne actor de reparto de Hollywood (si no le ponen cara es porque es un gran secundario), es uno de los cuatro ciclistas de su equipo que permanece en la carerra. Después de temporadas en las que intuyo que alternó obligación y devoción (victorias en la Vuelta a Cuba y Ciudad del Cabo), se ha confirmado como una gran alternativa para los sprint sin dueño.

La Vuelta se traslada ahora a Almería, donde hoy descansará. De lo pasado y de lo que está por venir.