El fin de una ilusión

El fin de una ilusión

Al final de cada carrera, el australiano Ian Thorpe miraba al marcador electrónico, al cronómetro, para saber, exáctamente, en qué segundo se paraba su tiempo. Hoy se ha vuelvo a apretar ese botón. Stop. Ian Thorpe, el hombre que revolucionó el mundo de la natación, se retira.

Desgastado y sin motivaciones. Así se marcha el quíntuple campeón olímpico, contemplando cada día el paso del tiempo, esperando que llegase el momento de pararlo, de poner fin. "Su momento" ha llegado, porque es el suyo, sea o no el adecuado, es el que él ha escogido. Porque Thorpe se ha cansado. De entrenar. De seguir el ritmo de la competición. De aguantar la presión. De la sombra del dopaje. De intentar batir sus propios records. ¿Cómo puede llegar uno a perder la ilusión por superarse a sí mismo, por plantearse nuevos retos, por abrir nuevos caminos en la historia del deporte?

El "torpedo", nombre que hacía honor a esa meteórica llegada y no menos exitosa cosecha de títulos, irrumpió en el reinado de Alexander Popov como un soplo de aire fresco que prometía grandes carreras. Y lo hizo. Y abrió la mecha. Nuevo estilo. Nueva indumentaria. La natación volvía a ilusionar. Australia encontraba un nuevo ídolo y la natación mundial una nueva excusa para sentarse delante del televisor.

Pero Thorpe ha descubierto que en su cumbre sólo existe el vacío. La élite paradójica. Una vida en la piscina y esta parece que le ha ahogado. Quizá su nuevo reto sea éste, el de vivir sin la natación. Olvidar que en Sydney 2000 se llevó 3 oros olímpicos. Qué cuatro años más tarde, en Atenas 2004, revalidó su título en 400 libres y sumó el de 200. Qué tiene 11 títulos mundiales. Qué aún nadie ha batido tres de sus marcas personales (100 y 400 metros libres en piscina de 50m y 100 metros libres en piscina de 25m). Dificil. Suerte.