No se tienen muchas noticias de que tras una final el equipo perdedor brinque de felicidad en la pista. Ayer sí pasó: el Aguere de La Laguna (convidado de piedra a la Copa), derrotado por 3-0, celebraba el subcampeonato como un triunfo. Casi saltaban más que las del Grupo 2002 de Murcia, las vencedoras. El Aguere no quiso entregarse, pero el rival era de otra dimensión, con cuatro jugadoras de más de 1,90 metros. Para superar al bloqueo murciano hace falta mucho más que amor propio, por eso, tras un primer parcial igualado, el campeón consumó su éxito, y al Aguere le quedó el consuelo de haber estado donde nadie esperaba y jugando con dignidad.