"En aquella época había anfetaminas a patadas"

Julio Jiménez

"En aquella época había anfetaminas a patadas"

"En aquella época había anfetaminas a patadas"

felipe sevillano

LA MUERTE DE SIMPSON II. Tal día como hoy hace 40 años, Tom Simpson falleció víctima del calor y las anfetaminas cuando formaba parte de una escapada que ascendía el Mont Ventoux. Julio Jiménez, el primero en coronar el puerto y segundo en París en aquel Tour de 1967, y Eduardo Castelló, el último ciclista en hablar con él y darle agua, repasan en estas líneas los fatídicos momentos que se vivieron en la mítica cima.

¿Qué recuerda del trágico día en el que murió Tom Simpson en el Ventoux?

En esa etapa él iba por delante en una escapada que se formó kilómetros antes de la subida. Yo ataqué desde las primeras rampas para coronar primero el puerto e intentar meterle algún minuto a Pingeon y lograr puntos para el maillot de la Montaña. Todo ocurrió cuando ya le había rebasado y no me enteré de nada hasta que nos lo comunicaron los directores de los equipos.

(El francés Roger Pingeon fue finalmente el ganador de ese Tour y Jiménez, segundo y rey de la Montaña).

¿Tan terrible fue la jornada?

Hacía un calor impresionante y ya sabemos todos lo duro que es ascender el Mont Ventoux. Es una cumbre de pura roca, no hay vegetación cuando te vas aproximando a la cima y casi te resulta imposible respirar. No me extraña nada que Simpson falleciera aquel día.

¿Cómo combatió entonces esa temperatura?

Utilicé un truco que aprendí de los ciclistas italianos más veteranos, como Cirioli o Gimondi, que se colocaban una hoja de col bajo la visera. Así ibas más fresquito y evitabas que el sol te golpeara de lleno en la cabeza.

¿Tiene constancia de casos parecidos al de Simpson?

Sí, en la Vuelta a Portugal de 1958 murieron por insolación dos compañeros míos, Raúl Motos y Joaquín Polo. Joaquín, en el transcurso de la etapa, pero Raúl la superó, aunque cuando llegó a las literas donde dormíamos se volvió medio loco víctima del golpe de calor y se lo llevaron al hospital, donde ya no pudo aguantar más. Fue una auténtica lástima.

¿Qué nos puede contar del inglés?

Pues que Simpson ejercía de típico inglés. Era un tipo serio, educado, introvertido, aunque era muy respetado en el pelotón por el excelente trato que tenía con los demás. Tras su muerte, su compañero en aquel Tour, Barry Hoban, se convirtió en la pareja de su viuda, Helen. Aún mantengo el contacto con ellos y nos seguimos viendo en Francia algunos años.

¿Cree que falleció debido a las anfetaminas?

Probablemente fuera a causa de todo un poco: por lo que se tomó, el excesivo calor, la kilometrada de ese día y el esfuerzo que supone subir un puerto como el Mont Ventoux, tan agobiante y exigente.

¿Había dopaje generalizado en esos años?

Muchos belgas, franceses y holandeses tomaban anfetaminas a patadas. En esa época era lo que más se consumía con diferencia junto a la cafeína, aunque dudo mucho de que ambos productos fueran efectivos. Yo lo que hacía era tomar vitaminas. La C en días como ese 13 de julio, para recuperarme del calor, o la B12, para sobreponerme de los continuos días en la carretera. Además, comía bastante, me hidrataba y siempre llevaba conmigo azucarillos, casi 200, porque la glucosa me venía muy bien.

¿Estaba preparado el Tour para realizar controles antidopaje?

Como ahora no, pero ese Tour de Francia de 1967 fue el primero de la historia que combatió el dopaje con todos los medios de los que disponía. La dirección nos comunicó que si dábamos positivo en alguna etapa nos iban a expulsar y a quitar el dinero que ganáramos en premios. Al principio, hubo un intento de plante de todos los ciclistas, aunque al final salimos.