A tiro de seis etapas

Ciclismo | Vuelta a España

A tiro de seis etapas

A tiro de seis etapas

jesús rubio

Menchov acaricia la victoria, pero el ciclismo acepta sorpresas

Faltan seis días para la conclusión de la Vuelta más larga (y más plana) que se recuerda y todavía buscamos una sorpresa o una emoción, que cualquier cosa valdría para rescatarnos. Nuestro consuelo es que al menos queda una montaña, una sierra y una crono, y eso ya es una carrera, aunque sea en miniatura.

El repaso de los actores comienza de abajo arriba; primero, Denis Menchov. Conviene adelantar que el líder no despierta animadversión alguna (y esto es lo peor) porque no se ha metido con nadie. De hecho, su ataque principal y decisivo llegó en la que podríamos denominar como la "crono Olano", cumplida venganza de un ex contrarrelojista contra todos los escaladores del mundo.

Menchov, además, es navarro de adopción y vocación, porque de otro modo no se entiende que coleccione fotos de chuletones en su teléfono móvil, tal y como nos descubre Horrillo en la nutritiva entrevista de Chema Bermejo.

Otro ruso (nos invaden) ocupa la segunda posición, Vladimir Efimkin. En su palmarés no hay más triunfo que la Vuelta a Portugal, pero tal vez haya planeado conquistar Europa de oeste a este. Es la auténtica revelación de la carrera y tiene razones para soñar, porque jamás en el ciclismo los segundos clasificados estuvieron tan cerca de los primeros. Hay pruebas de lo que afirmo: Menchov ganó la Vuelta 2005 después de finalizar tras Roberto Heras, Pereiro espera correr la misma suerte en el Tour 2006 y Contador alcanzó el liderato del pasado Tour después de la descalificación (retirada o invitación a marcharse) del polémico Rasmussen.

Perico, 22 años atrás (cielos), también nos demostró que nada está decidido hasta que se supera la sierra de Madrid. Su víctima fue Robert Millar, que entonces llevaba un pendiente y ahora lleva dos.

El tercer clasificado es Cadel Evans, un personaje extraño. Es raro que quien fue segundo en el Tour haciendo la goma acuda a la Vuelta para seguir haciéndola. Pero se agredece, porque ya no quedan figuras que se expongan.

Del podio hacia el fondo, la fila se abre con Carlos Sastre, al que no nos cansamos de elogiar. Su esfuerzo por mantener viva la carrera es conmovedor. Tiene razón al lamentar que no recibe ayudas de otros aspirantes, aunque Sastre siempre se caracterizó por no recibir ayudas de ningún tipo. Por esa y otras razones, el ciclismo le debe una ronda.

Definición.

Samuel Sánchez, cuarto clasificado, se encuentra en una situación similar a la que asaltó a Alejandro Valverde, sin que sepamos todavía qué camino tomó el murciano: ser cazador (o cazado) o ser terrateniente. Ganador de etapas o de vueltas. La calidad de ambos sólo necesita de un compromiso emocional. Y eso exige un cambio de estrategia y de objetivos.

El gallego Ezequiel Mosquera, quinto, es una gran noticia y un síntoma de los nuevos tiempos. Es una buena señal que un equipo como el Karpin Galicia incluya a un corredor de 31 años entre los cinco mejores. Indica democracia e igualdad de recursos, de preparaciones, de estímulos. Lo mismo vale para Dani Moreno (13º) y el Relax.

La actuación de Carlos Barredo (9º) también nos confirma la irrupción de un magnífico ciclista que debería salir crecido de la Vuelta a España. Luis Pérez (14º) ni es revelación ni es promesa; es un corredor eternamente bueno que terminó octavo la Vuelta de 1994.

Ellos y otros serán los protagonistas de la Vuelta que nos queda. Tal vez lo mejor se haya concentrado al final. En ese caso, nos tragaremos las dudas con pan.