Ivanovic: "La gente viene a verme por mi tenis"

Tenis | Sony Ericsson Championships

Ivanovic: "La gente viene a verme por mi tenis"

Ivanovic: "La gente viene a verme por mi tenis"

Con el sorteo de los grupos se inició ayer la cuenta atrás para el Sony Ericsson Championships, que reúne en Madrid a las ocho mejores tenistas del año: Henin, Kuznetsova, Jankovic, Serena Williams, Sharapova, Chakvetadze... y Ana Ivanovic, otra abanderada del glamour de la WTA.

Desde que Ana Kournikova apareciera en el circuito y Maria Sharapova tomara el relevo, tenis y glamour van de la mano. La WTA lo reconoce y lo fomenta. Larry Scott, su presidente, ya lo dijo el año pasado a este periódico en Madrid: "Vamos a estar un largo tiempo envueltos en este fenómeno, porque hay una nueva generación de estrellas como Vaidisova o Ivanovic que son fantásticas atletas, pero también muy glamourosas". Pues bien, una de ellas no ha tardado mucho en llegar a la cima: Ana Ivanovic.

La serbia es una de las grandes atracciones del Sony Ericsson Championships, que por segundo año se celebra en la capital. Cumplirá 20 añitos el martes, el día que arranca el torneo de maestras, y quitará flashes a Sharapova. "Hay cierta rivalidad, sí -reconocía en conversación telefónica días antes de llegar a Madrid-. Ella es una gran campeona, pero es bueno tener tu propio juego, tu estilo y marcar dentro de la pista quién eres". Al igual que la rusa, Ivanovic se ha dejado acariciar por los objetivos de alguno de los más prestigiosos fotógrafos de moda, pero para ella el glamour es sólo un complemento: "La gente viene a verme por mi tenis. No me encuentro glamourosa, no me veo exactamente así aunque sea bonito que te lancen piropos. El aspecto físico no ayuda a ganar partidos, debe ser secundario".

Ana, 185 centímetros y moreno deslumbrante, es una de las banderas de Adidas y ha firmado hace poco un jugoso acuerdo económico con una firma de automóviles. Pero sabe que el dinero no llega sin resultados. "No vengo a Madrid a perder. Con conseguir la clasificación para el Championships no he cumplido", advierte. Este año, con su potente golpe de derecha alcanzó la final de Roland Garros (perdió contra Henin), las semifinales de Wimbledon y ha ganado los torneos de Berlín, Los Ángeles y Luxemburgo hasta escalar al cuarto puesto de la clasificación mundial.

Ana es uno de los nuevos productos del tenis serbio, que ha roto esquemas con sus compatriotas Jelena Jankovic y Novak Djokovic. Ella salió de Belgrado con los bombardeos de la OTAN contra el régimen de Milosevic camino de Suiza, donde fue acogida por el mecenas Dan Holzmann, que invirtió 300.000 euros en su carrera. En su ciudad natal había tenido que entrenarse en el fondo de una piscina vacía donde se habilitaba una pista cuando paraban los bombardeos. Pero no reniega de su patria, aunque tiene fijada su residencia en Suiza: "Ahora la gente me reconoce mucho más, pero es bonito ser una embajadora de Serbia. Ahora mismo, el tenis es allí tan popular como el baloncesto y se ve a muchísimos niños jugando con raquetas en las calles. Eso me produce mucha satisfacción".

Casi tanto regocijo como las imitaciones de su colega Djokovic. "Nos hizo pasar un gran rato en el US Open, fue sorprendente y divertido. A mí también me ha imitado alguna vez, aunque no en público", recuerda. No tan divertido como el ambiente más bien frío que domina las relaciones con sus colegas de vestuario. "Es verdad que no tengo amigas muy cercanas en el circuito. Es difícil tener verdaderas amigas, porque no hay olvidar que hay mucha competencia", reconoce la serbia. En Madrid tampoco tendrá ocasión de hacer muchas amistades: está en juego el título de maestra.