Maria Sharapova ha llegado este año al Sony Ericsson Championships, el Masters femenino, de rebote. Por la renuncia de Venus Williams debido a los extraños mareos que le han afectado a final de año. Madrid ofrece a la rusa la oportunidad de remontar un año en el que sólo ha ganado un torneo (San Diego). La razón de su inusual rendimiento es una lesión en el hombro derecho, la articulación sobre la que pivota un brazo con el que el año pasado llegó a sacar en la altitud de la capital a más de 180 km/h.

"Si lo comparamos a cómo estaba en Roland Garros (hizo semifinales), está cien veces mejor. Va mejorando. La lesión no ha desaparecido totalmente, pero lo hará con el tiempo. Los médicos me dicen que es una inflamación y lo bueno es que sólo afecta a mi servicio. Puedo entrenarme y hacer ejercicio físico", explicó, pero también reveló que sólo ha comenzado a ensayar saques "hace semana y media".

"Mi estado físico es la gran pregunta del año también para mí", advirtió Maria, que llegó la primera a Madrid para ponerse en manos del español Juan Reque, su fisio de confianza.

En septiembre, tras el US Open, tuvo que descansar e intentó volver en Moscú en octubre para perder a la primera con Azarenka. "Me apresuré un poco", explicó.

Con su inglés como un torrente mamado en Florida, donde la llevó su padre para convertirse en estrella con Bolletieri, Sharapova también ha encontrado una parte positiva en su "pesadilla" médica: "Este es mi cuarto año en el Championships. Todavía tengo 20 años y no estoy ni en la mitad de mi carrera. Las lesiones te enseñan a ser más fuerte. Tengo que aceptarlas, seguir adelante. Esta es la razón por la que gano dinero". A partir de mañana sabremos si la pesadilla continúa o se desvanece.