Pese a la trascendencia del choque, en el que franceses y croatas además de un puesto en la gran final se jugaban parte del billete olímpico, el encuentro, para no pocos, se presentaba como un duelo entre el galo Nikola Karabatic y el balcánico Ivano Balic por el galardón honorífico de mejor jugador mundial.
Un título que por lo visto en la primera parte podría quedar vacante ya que ni el central del Kiel alemán, ni el del Portland San Antonio estuvieron especialmente acertados, como demuestra el hecho de que ambas estrellas, curiosamente, tardaron el mismo tiempo, veinticuatro minutos, en poder marcar.
Cinco lanzamientos necesitó Karabatic, incluido un penalti, para ver puerta, los mismos que Balic, que sufrió como nadie la solidez de la defensa francesa, con varios blocajes, que frenaron la aportación anotadora del elegido dos veces por la Federación Internacional mejor jugador del planeta.
Circunstancia que obligó a asumir un protagonismo a "secundarios" de la talla de Petar Metlicic, máximo goleador del equipo croata en el primer tiempo con cinco tantos, uno menos que el francés Daniel Narcisse, que mantuvo a Francia en el marcador con su cuatro goles en los primeros treinta minutos.
Sin embargo, la aportación del lateral francés, que tan sólo se vio acompañado por el próximo jugador del Ciudad Real, el extremo Luc Abalo, no fue suficiente para evitar la pequeña ventaja con la que Croacia, que llegó a tener una máxima ventaja de tres goles (10-7), con la que los vigentes campeones olímpicos alcanzaron el descanso (11-9).
Una insuficiente renta cuando enfrente se encuentra el último campeón de Europa y máximo favorito para alzarse nuevamente en Noruega con el oro, y más cuando no puedes contar con tu mejor hombre, Balic tuvo que ausentarse unos minutos a causa de un encontronazo con la defensa gala.
Así Francia logró a los ocho minutos de la reanudación igualar primero la contienda (14-14) y cuatro minutos más tarde situarse por primera vez en el partido por delante en el tanteador (14-15), como no, gracias a un gol de Narcisse.
Distancia que una nueva exclusión de Dinart, la segunda del defensor del Ciudad Real, y la irrupción del extremo derecho del Octavio Ivan Cupic, con cuatro goles, dos de ellos de penalti, no sólo logró enjugar, sino que situó a los balcánicos de nuevo por delante (21-19) llegando al tramo final.
Pero si hay un equipo en estos momentos capaz de mantener la compostura es el conjunto francés, que encontró, sorprendentemente, la solución a sus problemas ofensivos en uno de los reservas con los que tan poco cuenta Claude Onesta, el mayor de Gille Guillaume, que con dos goles consecutivos enjugó (21-21) la ventaja croata.
Una igualdad que se mantuvo hasta entrar en los cinco minutos finales, en los que Karabatic no fue capaz de emular a Balic, que había firmado con anterioridad el 23-23 para los balcánicos, ni a Blazenko Lackovic, que puso a cuarenta y cinco segundos de la conclusión el 24-24 en el marcador.
Acierto del que careció el joven jugador francés, de origen serbio, que erró sus dos últimos disparos, el postrero gracias al acierto de Somic y de la madera, que dejan a Francia sin un título que muchos le daban ya, y de paso permiten a Croacia vengar su eliminación a manos francesas en las semifinales del Europeo de Suiza 2006 y en los cuartos de final del Mundial de Alemania 2007.
