En el rugby se suele enunciar la agresividad como una virtud defensiva. Sin embargo, ayer Irlanda, jugando al trote, demostró que la agresividad ofensiva es decisiva. Los del trébol están completando un torneo mediocre, gris, sin sonadas actuaciones. Ganaron a Italia pidiendo la hora y ante Francia cayeron derrotados regalando la primera parte para después tirar de orgullo y honor. Ayer Escocia salió exhibiendo una notable mejoría en su juego gracias a la aparición de Paterson como apertura. Posesión, ataque, jugando en el campo rival. Pero este XV del cardo es un equipo manso, que trabaja mucho las jugadas largas, pero que lo pasa mal cuando el rival se levanta y abre el campo. Ayer lo demostró ante esta Irlanda tibia. Un par de contragolpes permitieron posar sendos ensayos a Wallace y Kearney. En la segunda parte Escocia perdió la fe entregando el partido. Ahora Irlanda luchará por la Triple Corona y por el título. Escocia se limitará a intentar librar la cuchara de madera en la última jornada ante Italia, su rival en las catacumbas del VI Naciones.