Fue una de esas escapadas románticas, con olor al ciclismo de antes, el de los aventureros. Nada más arrancar la Vuelta a Murcia, y con 197 kilómetros por delante (vaya paliza) en su primera etapa, los valientes López Gil y Serov saltaron del pelotón. Parecía el típico movimiento de distracción, de darse a conocer... Pero pasaron los kilómetros, la renta se fue a casi 16 minutos y el pelotón no hacía nada. Tanto fue así que al gran grupo le costó cazarles y sólo a diez kilómetros del final, cuando la proeza (merecida por otra parte) parecía culminarse, la parejita se vino abajo.

Había muchos intereses de por medio. Rabobank, CSC o el propio Euskaltel querían meter a sus hombres. Tampoco el Caisse D'Epargne, la escuadra del ídolo local Valverde, quería que los dos subalternos rozaran la gloria. Sin un claro favorito para la meta de Lorca, se disparó el sprint y el australiano Brown (Rabobank) fue el más rápido. Suya es la primera etapa, y también el maillot amarillo, aunque se espera que esta misma tarde lo suelte a manos de un favorito al triunfo final.

Etapa reina.

La Vuelta a Murcia visitará hoy el alto de Collado Bermejo (de primera categoría), punto en el que grandes campeones como Pantani escribieron páginas doradas de la ronda, pero que en esta ocasión quedará camuflado a 25 kilómetros de meta. Se espera un grupo selecto de favoritos, pero el puerto no será determinante. Ahí siguen estando Valverde, Contador, Menchov, Vázquez, Samuel...