Escocia dará guerra en la batalla de Edimburgo

Polideportivo | Rugby. VI Naciones

Escocia dará guerra en la batalla de Edimburgo

Escocia dará guerra en la batalla de Edimburgo

afp

Jonny Wilkinson batirá hoy el récord de anotación

Hay partidos que en lugar de protagonizar crónicas deportivas deberían glosar reseñas históricas y ser cubiertos por corresponsales de guerra. Ejemplo: Escocia-Inglaterra. El cardo contra la rosa, la Cruz de San Jorge ante la Cruz de San Andrés.

Desde que Eduardo I invadió Escocia, los ingleses no son bienvenidos en Villarriba. Especialmente por William Wallace, cuyos dos metros de estatura fueron esparcidos tras su descuartizamiento. Su brazo derecho a Newcastle, el izquierdo a Berwick, el pie derecho a Perth, el izquierdo a Aberdeen y su cabeza colgada del London Bridge. Un escarmiento para un país cuyo lema parece diseñado por los Corleone: Nemo me impune lacessit (Nadie me ofende impunemente).

Placer y deber.

Los escoceses se refugiaron en el rugby para devolver las "impunes ofensas". Y si el Betis fue el primer equipo que ganó en el Pizjuán, Escocia convirtió a Inglaterra en la primera perdedora en la historia del rugby. Fue un lunes de marzo de 1871, el 27. Una patada a palos y un ensayo fueron botín suficiente. Desde aquello Escocia e Inglaterra libran batallas, no partidos. Hoy Edimburgo acoge una Calcutta Cup con pronóstico inglés. Más por demérito escocés que por brillantez inglesa, aunque llegan de conquistar París. La potente delantera local no carbura, mientras a los ingleses se les gripa la tracción trasera. Hay dos nombres propios: Wilkinson y Cipriani. El primero se convertirá en el máximo anotador de la historia del rugby si anota un punto (1.090) y el segundo, que iba a ser titular hasta que le pescaron el martes de madrugada en un pub, se quedó en Londres. Un típico refrán escocés para concluir: "Ganar a Francia es un placer. A Inglaterra, un deber". A las armas.