Acaba de cumplir 68 años pero dicen que el golf no tiene edad. ¿Ya ni siquiera le apetece volver a acercarse a un torneo senior?
Ya sólo me dedico a mis negocios y sólo de vez en cuando me animo a jugar con mi hijo algún campeonato de parejas o pruebas benéficas. ¿Sabe una cosa? Yo jugaba al máximo nivel para poder competir, y competir quiere decir ganar. Y desde hace tiempo no lo sé hacer, y ya no me divierto de la misma manera que antes. Si volviera sería para no poder luchar por las victorias, así que mejor no hacerlo.
(De los 18 Grandes que ganó Nicklaus, seis de ellos fueron Masters de Augusta. Entre el primero y el último pasaron 24 años, concretamente de 1962 a 1986).
Al margen de seguir el diseño de unos 250 campos en el mundo, ¿le echa una ojeada a los que ahora quieren ocupar su lugar?
Sí, claro. Sigo pensando que el golf es algo maravilloso. Y me muevo por los mejores campos. Hace un par de semanas estuve en Augusta con unos amigos. El campo está sensacional para el Masters del mes de abril. El que quiera ganarlo tendrá que luchar mucho.
Sergio, por ejemplo.
¡Qué bien le pega a la bola ese chaval! Quizá sea el que mejor lo hace de todo el circuito.
Pues va camino de tres años sin ganar ni un torneo.
No creía que hubiera pasado tanto tiempo. De todos modos, hace unos días Ernie Els volvía a vencer y no lo hacía desde 2004. Seguro que los triunfos le van a llegar.
¿Qué le puede estar pasando?
Creo sinceramente que el problema de Sergio está en su cabeza, es psicológico. No puede ser que empiece un campeonato con dos putters en la bolsa. Eso quiere decir que le falta confianza, y que debe mejorar ese aspecto. Sus otros golpes son perfectos.
¿Puede que en el green sea la gran diferencia con, por ejemplo, Tiger Woods?
Sin duda. Woods es inmejorable en ese aspecto. Siempre mete el putt que necesita y Sergio no tanto. Tiger es la perfección.
¿Siente que está capacitado para superarle en número de grandes?
Todavía le faltan cinco para igualarme, pero como se ponga en serio me pasa la próxima semana No debe ser un problema para él. Es muy joven. Ha conseguido muchos títulos en pocos años. Ya llegará ese momento. No me obsesiona. Reconozco que ahora mismo es casi invencible.
¿Cuál es el secreto del éxito de Woods?
La ética en su trabajo. No baja nunca la cabeza ni siquiera en los malos momentos.
¿Teme que la gente aborrezca el golf ante tanta superioridad?
No, al revés. Tiger abre las puertas a quien le quiera derrotar. Cuando una persona domina el golf a nivel mundial entonces nace la posibilidad de que alguien le derrote. A mí me han llamado desde Rusia, por ejemplo, que es una potencia en el deporte. Quieren hacer 15 campos nuevos en los alrededores de Moscú para poder formar a sus estrellas. Hay más de 20 países nuevos en los que se construyen campos
El que seguramente ayudó a esa mundialización fue Severiano Ballesteros, que ahora ha presentado su autobiografía. ¿Qué le sugiere Seve?
Una persona que hizo popular el golf para la gente de la calle en España, que mucha gente en Europa se enamorara de su juego y de este deporte. Tiene un mérito enorme y mucha personalidad. Si no hubiera existido yo seguramente no estaría aquí diseñando campos en Murcia. En su tiempo yo jugaba con Ramón Sota (tío de Severiano) y Antonio Garrido. Eran buenos jugadores. Con un palo en la mano, Seve era entusiasmo e imaginación. Y un gran impulsor de la Ryder Cup. Fue el primero que se la llevó de las Islas para que se disputara en España.
Pues este es año de Ryder
Sí, en Valhalla (Louisville, Estados Unidos), en un campo que diseñé yo. Me dijeron que querían un PGA y lo tuvieron. Ahora les toca la Ryder. No sé qué va a pasar. Los europeos les han cogido el aire al match-play.
Ni Tiger está cómodo.
En la Presidents Cup (una competición estilo Ryder que enfrenta a Estados Unidos contra una selección del resto de mundo) gana mucho, y acaba de convertirse en el campeón match-play. Ojalá Paul Azinger (capitán de los norteamericanos) acierte con la estrategia porque desde hace 15 años la nueva vida de la Ryder pertenece a Europa.
