Peleaba fuera de casa. Ángel Díez llegaba a Madrid con tres combates profesionales disputados y se enfrentaba a quien, en el cartel de la velada que sujeta en su casa de Valencia, bautizaban como "joven promesa de Madrid". A él le definían como "fino estilista de Valencia", reclamos para la afición que quisiera acercarse al estadio Román Valero de Madrid. "Javi hizo muy buen combate, peleó mucho con la izquierda. Yo tenía más experiencia, pero él era duro, el muy... Le dieras donde le dieras notabas lo duro que era. Ha sido así toda su carrera", reconoce Díez, ya retirado.

Recuerda el combate como si hubiera sido ayer: "La gente que lo estaba llevando me preguntó si yo quería disputar el combate en Madrid. Entonces había muy poco boxeo en Valencia, apenas había gente a la que enfrentarse y debía entrenarme con alumnos. Elio Guzmán me ofreció la posibilidad de hacer aquel combate y no me lo pensé dos veces". Han pasado veinte años, aunque en algún detalle parece que hayan pasado más. "Recuerdo que debía dejar la habitación de hotel a las doce de la mañana, así que, hasta la hora en que tenía que ir al estadio de la pelea, me metí en un cine. Tengo muy buena memoria, aunque no tanta como para decirle qué película vi", nos comenta Díez, quien mes y medio después volvió a enfrentarse a Castillejo, también en Madrid. "Me ganó el combate bien ganado, me abrió la ceja en el cuarto asalto", comenta.

Ángel ha seguido desde entonces la carrera de Castillejo y dice alegrarse de lo bien que le van las cosas al púgil madrileño: "Ves cómo se lo ha ido currando año tras año, con una gran profesionalidad. Es muy difícil conseguir todo lo que él ha conseguido y más aún mantenerse al máximo nivel durante veinte años. Hay que ser muy bueno, pero además prepararse a conciencia", cuenta desde Ribarroja (Valencia). Desde allí no se pierde los combates de Castillejo. "Verle triunfar me llena de orgullo. Pienso, 'con ese peleé yo y ahora es campeón del mundo'. Ojalá vuelva a serlo".