España inauguró su palmarés en un Europeo femenino con una medalla de plata de doble sabor: dulce, porque es la primera vez que sube a un podio internacional, y amarga, porque no pudo ser de oro. Sólo lo fue durante el primer cuarto, cuando Ana Gil y Anna Pardo hicieron el 1-0 y el 2-1 que pusieron por delante a las chicas de Vicenç Tarrés. Pero luego, Rusia, que defendía su trono, fue más fuerte y eficaz impidiendo que se repitiera el 9-10 de la fase previa.
El 2-3 del primer parcial se transformó en un 3-6 en el ecuador del partido. El juego de doble-boya español se estrellaba una y otra vez ante la potente defensa rusa y también ante los árbitros, que no veían lo mismo en las áreas defendidas espléndidamente por ambas porteras.
Todo parecía acabado cuando entre Pantyulina y Belyaeva pusieron a Rusia cinco goles por delante (3-8). Entonces Gil rompió la zona rusa y España se puso a dos (6-8) dejando todo abierto para el último y decisivo cuarto. Pero si, ante Grecia, España remontó para ser finalista, el cansancio y los errores pasaron factura y no fue posible repetir la gesta.
Hungría, bronce. Hungría se llevó la medalla de bronce batiendo 9-6 a Italia, campeona olímpica. No le fue fácil a las magiares, que tuvieron que remontar un 3-5 y un 5-6. Pero a partir de entonces asfixiaron a su rival, que ya no volvió a ver puerta en los últimos siete minutos de juego. La selección húngara, en cambio, encadenó un último parcial de 4-0 que dejó sentenciado el choque.
Blanca Gil
"Luchamos por la medalla de oro. Los árbitros fueron rigurosos con nosotras. Esta plata es el principio y algún día igualaremos a la Selección masculina. Felicito a Rusia y gracias a la gente de Málaga por su apoyo durante todo el torneo".
Vicenç Tarrés
"Queríamos la guinda con el oro, pero esta plata ante nuestro público es fantástica y estamos muy contentos. Ojalá esta segunda plaza sea el inicio de una nueva era para el waterpolo femenino español".