Oro prodigioso de Saúl Craviotto y Pérez Rial

Pekin 2008 | Piragüismo | K2-500 metros

Oro prodigioso de Saúl Craviotto y Pérez Rial

Oro prodigioso de Saúl Craviotto y Pérez Rial

pepe andrés

Dieron la sorpresa al imponerse en la final del K2-500 metros

Fue un estallido prodigioso que duró menos de minuto y medio. Un relámpago rojo que nadie esperaba surgió en el canal de piragüismo de Shunyi para provocar el grito, las carreras, la histeria, la alegría del que ve ante sus ojos un hecho sobrenatural. Saúl Craviotto y Carlos Pérez Rial, a los que casi nadie se atrevería a poner cara hasta ayer, alcanzaron la inmortalidad olímpica con una regata perfecta. No se podía hacer mejor ni más rápido. Ana, la novia del primero, y Adriana, del segundo, chillaban y lloraban. No se imaginaban que se volverían a España con dos chicos a los que una regata les iba a cambiar la vida. También gritaban Manuel y Emma, los padres del ilerdense Craviotto (apellido italiano que se afincó en Andalucía y Cataluña hace ya algún que otro siglo) que le siguen allá donde va y que ayer le vieron subir a lo más alto. Las autoridades, despistadas tras la plata de Cal, se apresuraban. Barullo, confusión y muchos, muchos abrazos sinceros.

Rutina. Craviotto y Pérez Rial hicieron lo de siempre. Cantaron a viva voz Cantinero de Cuba para soltar los nervios antes de salir a palear, notaron que no se movía una brizna de viento con un calor de justicia, que los músculos respondían y lanzaron su K2, la primera embarcación tipo kayak que consigue un oro para España, a ventilarse a Ronald Rauhe y Tim Wieskotter en 500 metros en los que marcharon por delante de principio a fin.

Los españoles marcaron 1:28.736, los alemanes entraron a 97 milésimas y los bielorrusos Piatrushenka y Makhneu a 1,2 segundos. La hazaña del catalán y el gallego hay que medirla por el hecho de que Rauhe y Wieskotter no perdían en el medio kilómetro desde hace siete años. Eran invencibles y sólo ellos creían que era posible derrotarlos, que tenían un resquicio en la calima de Shunyi.

El K2 español que ganó está en los Juegos un poco por casualidad. Uno, Carlos Pérez Rial, marchaba en K1 sin llegar a romper y debía encontrar otros horizones. El otro, Saúl Craviotto, purgaba su suerte encasquillado en el K4 en el que los resultados tampoco llegaban.

Dilema. En octubre de 2007, tras compartir habitación en las concentraciones y encontrar esa chispa necesaria para el éxito, se ofrecieron a la Federación para formar un barco. Lograron el subcampeonato de Europa en 500 en mayo en Milán y Javier Hernanz y Diego Coscaya hicieron lo propio en K2-1.000 metros. España sólo podía enviar una pareja por un tema de cupos al no haber clasificado un K4 y una comisión técnica de la Federación, que tuvo sus dimes y diretes, optó por ellos. En Milán consiguieron un primer pico de forma que, de la mano de su técnico Miguel García, han elevado en Pekín. Carlos Pérez 'Perucho' se lo había dicho a Adriana al llegar: "Vamos a ganar el oro". Sólo ellos lo sabían. Y lo demostraron con un ritmo infernal, con un precioso sprint de 500 metros que acabó a gritos. Habían destruido a los alemanes. Habían dejado de ser anónimos.