Al grano: ¿Por qué un talento del ajedrez se pasa al póquer? ¿Sólo por dinero?

No voy a negar que se mueven más dólares con las cartas, pero también diré que me seduce como juego mental.

¿Cuándo y por qué aparcó el tablero por el tapete?

Hace cuatro años probé por internet. Primero fue sólo curiosidad; luego, me enganché. Era divertido y, sobre todo, menos duro de trabajar que el ajedrez.

¿Puede explicarse?

El ajedrez exige muchas horas de concentración, aprender partidas de memoria, estudiar a los rivales... El póquer no es así. Sólo requiere rapidez mental.

Y a usted le gusta jugar rápido al ajedrez. En 2006 venció en el World Blitz, en Israel, ganando 10 partidas de 15...

Sí. Los torneos largos me cansan. Estar 6 horas con una misma partida es una tortura mental. Lo digo por experiencia.

¿No cree que eso le ha costado bajar en el ránking FIDE?

Es posible. En 2003 llegué a ser sexto del mundo y ahora soy el 14º. Pero no me arrepiento.

"Jugador de gran creatividad y capacidad táctica, uno de los más destacados jóvenes". Lo dicen de usted. ¿Se le puede aplicar al póquer?

Al contrario que en el ajedrez, interviene el factor suerte. Pero, ojo, también hay que saber jugar. Como ante un tablero, hay que tener autocontrol y capacidad analítica... y buenas cartas.

De verdad, ¿son compatibles ajedrez y póquer para usted?

Sí, claro. Si no, dejaría alguno de los dos deportes.

¿Ha dicho deportes?

Para mí lo son, ambos. Requieren esfuerzo físico, trabajo científico y dedicación.

Del póquer no sabría decirle... Del ajedrez, la eterna pregunta: ¿es deporte o arte?

Los dos tienen un toque artístico: un gran movimiento puede ser visto como un gran gol.

Sólo falta que diga que tendrían que ser olímpicos...

¿Por qué no? Deberían serlo. Es absurdo que haya una Olimpiada de ajedrez o un Mundial de póquer y no puedan estar en el programa olímpico del COI.

Volvamos al ajedrez. ¿Quién fue su ídolo del tablero?

Korchnoi, por encima de todos. También Tal, Fischer, Karpov, Kasparov... Ahora, Anand.

Fischer. Diga algo de él.

Era genial. Abrió el ajedrez al profesionalismo. Sin él, no habría dinero ni patrocinadores. Fue un pionero para todos.