No hubo caso, ni posibilidad de sorpresa, casi ni hubo partido más allá de 40 minutos. Arrolló el Ciudad Real con ese juego de rodillo que ha impuesto esta temporada, y se aseguró el título de campeón de invierno: tenía que ganar por los mismos goles que el Barcelona, lo que era complicado sobre el papel por la diferencia de los rivales, pero la realidad fue que el Ademar resultó más dócil que el Teucro, y a los manchegos les sobraron goles.

De entrada, el Ciudad Real ya marcó las distancias, lo que obligó al Ademar a ir por encima de su ritmo de crucero. También es cierto que el equipo de Ribera acusó la ausencia por lesión de Sarmiento, y ayer le salió un partido mediocre en ataque, con más pérdidas de balón.

En la segunda mitad fue cuando se hundió el cuadro visitante. Entre las exclusiones y que andaba despistado, en 25 minutos (20-16) sólo sumó cuatro goles (33-20), lo que es prácticamente un suicidido deportivo frente a un Ciudad Real en el que Jerome Fernández, Viran Morros y Rutenka (de pivote todo el partido) se lucieron de cara a la portería rival.