Barack Obama acertó en su pronóstico, aunque lo suyo era remar a favor de corriente. Apostó por la victoria de Pittsburgh, incluso reconoció tener una terrible towel (la toalla amarilla que agitan los fans de los Steelers) en casa. La presidencia ha despertado su olfato, pues el año pasado predijo la victoria -que no fue tal- de los Patriots. No hay otra competición de un solo día que despierte tanto interés en Estados Unidos. Por eso adquiere mayor valor que Santonio Holmes -me sale el San Antonio tras su touchdown ganador- revelara que de chaval vendía drogas en Belle Glade (Florida). Pedagogía del deporte: "Iba por el mal camino hasta que el fútbol americano me rescató". O algo así. Jugando a Uribarri: el duelo entre Faith Hill (cantó "America the Beautiful") y Jennifer Hudson ("Himno Nacional") lo ganó la segunda, salida del Operación Triunfo americano (American Idol) y que en octubre sufrió el asesinato de su sobrino, su hermano y su madre. Emoción justificada.

Esta vez, los militares no sólo volaron sobre el estadio. Más abajo, en la yarda 50 del Raymond James, el general David H. Petraeus, jefe de EE UU en Oriente Próximo, tiraba la moneda al aire en el sorteo de campos. Luego ganarían los Steelers, cuyos fans se veían ayer incluso por Punxsutawney, donde la marmota Phil hizo su aparición anual para anunciar la duración del invierno. Lo que nadie predijo es que en plena retransmisión de la Super Bowl, a Comcast se le colarían diez segundos de porno. Sucedió en Tucson (Arizona) tras un touchdown de los Cardinals. Lo que hace la euforia.