Los leoneses, que entraban en esta segunda fase de la máxima competición continental como líderes con tres puntos, acumulados en la fase anterior, tan solo fue capaz de sumar una victoria que de poco le servía, después de haberse dejado una semana antes todas las opciones con la derrota ante el conjunto magiar.
Sin tensión alguna, desde el inicio el conjunto leonés, herido tras los últimos tropiezos, tanto en la competición doméstica, como en la Champions, tomó la delantera en el marcador con ventajas de dos y tres goles. Solo la falta de acierto en las transformaciones de penas máximas impidió al Reale Ademar poner más tierra de por medio, algo que logró en cuanto ajustó su defensa y aparecieron los brazos de Mikel Aguirrezabalaga y el ruso Chernov.
Ambos entrenadores utilizaron el encuentro para dar descanso a sus jugadores más desequilibrantes, en el bando local Sarmiento, Bicanic o Sarmiento, mientras que los alemanes tampoco utilizaron a Carlem o Christiansen, uno de los máximos realizadores de la competición y que martilleara desde el extremo en el encuentro disputado en Alemania.
Los cuatro goles al descanso, 15-11, crecieron en el inicio del segundo periodo hasta los seis, pero inmediatamente un parcial de 0-3 volvió a dejar la distancia en la renta que se iría repitiendo una y otra vez con la horquilla entre los tres y cinco goles, siempre favorables al Ademar. Sin defensa alguna en ambas zonas, aparecían las individualidades de Buntic, Mogensen o Boesen, con algo más de intensidad en el bando local lo que propiciaba que nunca peligrara el triunfo ademarista, ni tan siquiera cuando se quedó con cuatro jugadores en pista a falta de menos de diez minutos para la conclusión.
Solventó sin apuros este contratiempo y el goteo de goles final condujo al definitivo 36-32 en un partido con poca historia y donde ambos equipos pensaban más en futuros compromisos, los del Reale Ademar de manera inmediata, ya que el miércoles se enfrentará en los cuartos de final de la Copa del Rey en Granollers al todopoderoso Ciudad Real. El equipo de Jordi Ribera tiene depositadas muchas esperanzas en la competición copera, donde ya lograra un título hace varias temporadas, después de desvanecerse su sueño europeo y estar muy alejado de la cabeza en la Liga ASOBAL.
