Se juntó el hambre y las ganas de comer. No fue el mejor partido en defensa del Balonmano Ciudad Real y el arbitraje fue sibilino. El balance de una mala tarde: cinco goles que remontar, algo que no estaba dentro de lo deseado, pero que es remontable en Ciudad Real dentro de seis días.

El Kiel fue el primero en golpear. Tuvo en Jicha a su mejor hombre y suyas fueron las mejores acciones hasta llegar en el minuto 10 al 7-2. Los manchegos no se descompusieron y esperaron su momento, logrando empatar a siete gracias a los goles de Källman.

De ahí, al descanso, pese al problema ofensivo español las fuerzas estuvieron igualadas, pero nuevamente los germanos demarraron, mientras que empezaban a preocupar las decisiones arbitrales: penaltis no concedidos, defensa permisiva, faltas en ataque no vistas y todas las acciones de manual.

En la segunda parte, Ciudad Real se enchufó y tomó el rebufo. El Kiel hizo sus mejores transiciones, pero su rival siempre respondía. Esa igualdad y el paso de los minutos era viento favorable para el conjunto germano, aunque Abalo y Jerome, que eran las velas del barco manchego, lograron un lujoso empate a 32. Pero en los cinco últimos minutos, todo se vino abajo. Se encajó un parcial de 6-1, que dejó la Champions muy cuesta arriba. El enfado con los árbitros daneses es grande en la entidad manchega.