La selección española de balonmano cerró el Preeuropeo de Austria 2010 con una cómoda victoria ante una Holanda (32-29) a la que todavía le falta mucho para entrar en el grupo de los mejores, a pesar de contar con buenas individualidades.
Ante España, la relajación de la selección le permitió maquillar el resultado en los últimos minutos. El equipo de Valero Rivera se marcha de vacaciones con los deberes realizados, tras asegurarse su presencia en el Europeo, aunque con muchas dudas en su juego, especialmente en el ataque posicional, donde las ausencias de Alberto Entrerríos e Iker Romero evidenciaron la falta de lanzamiento exterior de la primera línea.
A España le costó entrar en el partido. La falta de intensidad defensiva y la nula aportación del portero José Manuel Sierra en los primeros minutos mantuvo el choque igualado hasta sobrepasado el minuto diez de juego (8-8, min.12).
Entonces, Valero Rivera, que volvió a apostar por tres diestros en el ataque posicional, decidió mover ficha. Retiró a un desafortunado Sierra y metió en pista a un Hombrados que en el duelo contra Lituania del pasado miércoles ya había sido clave para la victoria.
Y la historia se volvió a repetir. La entrada en pista del capitán de la selección coincidió con una superioridad numérica que España explotó para coger una venta tres goles en el marcador (11-8, min.14).
Renta que, poco a poco, fue aumentando hasta alcanzar los siete goles después de un escandaloso parcial 9-2 en trece minutos (17-10, min.25). Una vez más, la aportación de los jugadores de la segunda línea, especialmente de los extremos Juanín García y Víctor Tomás, había suplido la falta de lanzamiento exterior de la primera línea.
Tras el paso por los vestuarios, Valero volvió a darle una oportunidad a Sierra, pero no era el día del portero del Pevafersa Valladolid, ya que poco después era sustituido de nuevo por Hombrados.
Además, la relajación de los jugadores provocó que una voluntariosa Holanda se acercara en el marcador (22-17, min.39). El seleccionador, poco amigo de que sus jugadores bajen los brazos, no se pensó y paró el choque con un tiempo muerto.
Tras el parón, España se volvió a poner las pilas, lo que le sirvió para demostrar su superioridad sobre los holandeses (27-20, min.50). Con el encuentro sentenciado, los últimos minutos permitieron a la selección que dirige Harrie Weerman maquillar un poco el resultado.
