La Selección de fútbol revalidó en Pescara el oro conseguido hace cuatro años en los Juegos del Mediterráneo de Almería tras derrotar a Italia en la final por 2-1. Y lo hizo a la italiana, con un gol en propia puerta del lateral Calderoni en el descuento.

En los primeros compases del encuentro, España jugó bien posicionada en el campo ante una Italia dubitativa, que tuvo la fortuna de que los jugadores de Luis Milla no acertaran en las dos buenas ocasiones de las que dispusieron en el arranque. Nsue perdonó ante el meta Fiorillo, que despejó con el pie, en una clarísima ocasión del delantero centro del Mallorca. Apenas unos minutos después fue Jordi Alba quien probó fortuna con un potente chut desde la frontal del área, que de nuevo obligó a lucirse al guardameta transalpino.

El paso por los vestuarios despertó a los españoles del sopor con el que habían acabado el primer tiempo. Parejo cobró más protagonismo en la medular, España movió mejor el balón y Alba se convirtió en la principal fuente de preocupaciones para la zaga italiana hasta que fue sustituido. El mejor juego de España encontró la recompensa del gol en un disparo de Nsue, que tras rozar en un defensa italiano acabó dentro de la portería. Tras el tanto, Italia se volcó en el área de Mejías, y cuando parecía que el triunfo era español, Mustacchio empató el partido y llevó al éxtasis a las gradas del estadio Adriático.

El encuentro parecía encaminado a la prórroga, pero el fútbol fue justo con la Selección y en el último suspiro del choque, en el 94', un centro al área italiana fue rechazado por el lateral Calderoni al fondo de su portería: oro para España a la italiana.