Marta de España se lleva el oro de Berlín

Atletismo | Mundiales de Berlín 2009

Marta de España se lleva el oro de Berlín

Marta de España se lleva el oro de Berlín

Venció en 3.000 obstáculos batiendo a la plusmarquista mundial.

Fue en la T-4, antes del vuelo para Berlín, el jueves pasado. Le había pedido tres preguntas sobre cómo veía este Mundial y, a la tercera, que iba sobre los recuerdos de aquella caída perra en Pekín, Marta Domínguez frunció el ceño. Asomó esa navajita palentina que brilla bajo los pañuelos rosa de Marta: "Pues mira, eso no lo voy a olvidar nunca".

En el avión a Berlín entraba la misma Marta que en París 2003, antes de cazar la plata en 5.000 (Marta no compite: caza), hacía esta declaración de intenciones en la Torre Eiffel: "A ver, para que os enteréis: a mí me mueve la ambición. Ambición por ganar. Sólo me fijo en los otros del equipo por envidia o motivación. Si pierden, lo siento por ellos. Pero yo quiero ganar por mí. Y si ganan, me sienta incluso peor: porque entonces me digo que yo quiero tener otra medalla". En 2003, aquella Marta descolgó su segunda plata en Mundiales ante Szabo, Masai, Zadorozhnaya y sólo cedió ante Tirunesh Dibaba, la gacela etíope de etnia arsi, tan arsi como Gebrselassie o Bekele, para entendernos.

Motivación.

Pero esta vez, en Berlín, la ambición rubia de Palencia tenía un triple objetivo: sepultar el recuerdo de Pekín, destronar a Gulnara Galkina-Samitova, campeona olímpica y plusmarquista mundial y, una vez ajustadas esas cuentas, llevar a Palencia el oro de este Mundial. Con esa idea fija, Marta Domínguez se pasó el invierno y la primavera en Madrid, alargando kilómetros y afinando el paso de obstáculos junto a César Pérez. Al fin, ayer, a las 20:30 horas, con la mejor marca mundial de 2009 en 3.000 obstáculos, Marta estaba en la línea de salida de la final. Allí, Galkina se sabía la presa: un objetivo ya ojeado por la cazadora rubia de Palencia. Y

No fue una carrera, sino una demolición planificada, con visos de cacería. La demolición de Galkina, claro. Con la navaja bajo el pañuelo, Marta asedió a Galkina. Si Rusia tiene estepas, Palencia tiene el Cristo de la Misericordia y el corazón retador de Marta Domínguez. Galkina no sabía cómo sacudirse aquella desafiante pesadilla rubia y, a media carrera, empezó a titubear. "Vi que ella ya no respiraba bien", diría Marta. La tunecina Ghribi y las kenianas Cheywa y Kipkemoi tiraron: al asalto. Ni la escolta de Zarudneva pudo salvar a Galkina, ya un cadáver exquisito y estilizado cuando se entró en la recta final.

Y por delante de todas galopaba Marta Domínguez, un viento dorado de ambición y euforia. Justo cuando caía YeIena Isinbayeva, Marta arrojaba el pañolito y entraba campeona del mundo. Marta de Palencia, Marta de España: sin el pañolito, pero con el oro. Y con la navajita de la T-4.

La chica de la cinta rosada

Marta siempre corre con una cinta rosa en el pelo, pero la que ahora luce es de segunda generación. La primera se la regalaron sus tíos, perdió color y ella, a su vez, la regaló en 2006. Ayer le dio tiempo a quitársela antes de llegar a la meta y saludar con ella.