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esquí alpino | mundiales de garmisch

Goergl reina en Garmisch

Quinta en la supercombinada, que lideraba tras la primera manga Goergl reina en unos Mundiales en los que aún puede mejorar su palmarés si se cuela en el podio del gigante.

Actualizado a
Goergl posa en lo más alto del podio junto a Vonn (izquierda) y Maria Riesch (derecha).
Reuters

La austriaca Elisabeth Goergl, se convirtió hoy, domingo, en la reina de los Mundiales de esquí alpino de Garmisch-Partenkirchen (Alemania), en los que capturó su segunda medalla de oro al ganar el descenso, después de que el pasado martes se impusiera en prueba inaugural, el supergigante.

La austriaca, doble medallista de bronce en los Juegos de Vancouver (Canadá), hace un año -en descenso y gigante-; y bronce en supercombinada en los Mundiales de Val d'Isere (Francia), hace dos, se exhibió hoy en la estación bávara en la que, experimentando una segunda juventud deportiva, plasmó para siempre su nombre en la lista de las grandes campeonas de la historia del esquí alpino.

Goergl, que el próximo domingo cumplirá 30 años, cubrió con maestría la difícil pista Kandahar 1 -de 2.920 metros de longitud, con salida a 1.490 y un desnivel de 720-. La esquiadora de Bruck an der Mur (Estiria) relegó a la segunda y la tercera plaza a las favoritas, la estadounidense Lindsey Vonn y la alemana Maria Riesch, las dos grandes depredadoras del esquí alpino mundial, cuya rivalidad en las pistas no impide que se declaren grandes amigas.

Entre Vonn -vencedora de las tres últimas Copas del Mundo- y la alemana -líder de la actual- se habían repartido la victoria en los últimos quince descensos, con diez triunfos para la campeona de Minesota y cinco para Riesch, que en Garmisch compite en casa y que, después de superar un ligero proceso gripal, hoy logró un nuevo bronce en estos Mundiales, tras el obtenido en el supergigante.

Vonn, de la misma edad que su principal antagonista -26 años-, no saldrá de Garmisch con el botín deseado y hoy no pudo defender su título de hace dos años en Val d'Isere (Francia), pero con la plata de hoy logró, al menos, registrarse en el cuadro de honor de unos Mundiales en los que no nunca las tuvo todas consigo.

La estadounidense entró en Baviera tocada, tras sufrir una ligera conmoción cerebral la pasada semana mientras entrenaba gigante en la estación austriaca de Hinterreit (Salzburgo), accidente que mermó sus facultades durante la disputa del ''súper'', en el que tampoco pudo defender el oro de hace dos años y sólo pudo ser séptima.

Vonn y Riesch volvieron a sonreír hoy en la línea de meta de la estación que albergó los Juegos de Invierno de 1936. Pero su alegría no se aproximaba, ni de lejos, a la de Goergl, que en Vancouver había ganado dos bronces, con los que igualaba el registro olímpico de su madre, Traudl Hecher, que capturó medallas de ese metal en los descensos de Juegos de Squaw Valley (EEUU), en 1960; e Innsbruck (Austria), cuatro años más tarde.

La primera referencia buena la había marcado la joven suiza Lara Gut (1:48,18), que hizo honor a su apellido, pero sólo pudo acabar cuarta, por delante de la eslovena Tina Maze y de la estadounidense Julia Mancuso, que ya han ganado medallas en Garmisch.

Goergl pulverizó su registro, esquiando con el desenfreno de quien sabe que no tiene nada que perder. Paró el crono en un minuto, 47 segundos y 24 centésimas. Vonn se acercó 44 centésimas y Riesch se quedó a seis décimas.

Tradicional potencia en el deporte rey invernal, Austria no ganaba las dos pruebas de velocidad desde 1999, cuando Alexandra Meissnitzer se impuso en Vail (EEUU). Goergl ya es otra heroína en su país, que domina el medallero de Garmisch, con tres oros.