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Atletismo | Mundiales de Cross

Dos atletas se pelean en plena recta de meta

El eritreo Samuel Tsegay y el etíope Abera Kuma sostuvieron una pelea, en plena recta de meta, ante la mirada de los aficionados de la tribuna del polideportivo Antonio Hernández Gil.

Actualizado a
Mundial de Cross
AS

La creciente frialdad de Europa hacia los Mundiales de cross tuvo en Punta Umbría un ardoroso contrapunto en el combate que sostuvieron, en plena recta de meta, el eritreo Samuel Tsegay y el etíope Abera Kuma.

Los aficionados que ocupaban la tribuna de honor del polideportivo Antonio Hernández Gil asistieron, este domingo, entre regocijados e incrédulos, al intercambio de golpes que, sin mucho acierto, se cruzaron los dos atletas, que terminaron descalificados.

Tsegay, quinto en el Mundial anterior, y Kuma, decimosexto, ya habían tenido algunos roces a lo largo de 11.900 metros, pero la rivalidad entre ambos, y tal vez la enemistad entre sus dos países, alcanzó el punto de ebullición en pleno esprint, cuando faltaban cien metros para la meta.

Lo dos atletas cayeron al suelo. Tsegay prendió a Kuma de la pierna derecha y le lanzó un puñetazo que no alcanzó su objetivo por centímetros.

A continuación, recordaron que estaban delante del público y se incorporaron a la carrera para recorrer, sin gloria, los últimos cien metros.

Tsegay, según fuentes del equipo consultadas por EFE, acusa a Kuma de haberle propinado un codazo y de haberle quitado deliberadamente la zapatilla por detrás para impedirle esprintar a tope. Es la versión eritrea.

La del etíope, que pareció llevar la peor parte en la trifulca, se desconoce por el momento.

El incidente ha suscitado comentarios de todo tipo, pero principalmente de tono irónico y algunos aficionados recordaban que otro etíope, Haile Selassie, también fue agredido en una recta de meta en 1992, en aquella ocasión por un keniano.

Otros se preguntan hasta dónde va a llevar la IAAF su afán por dotar de atractivo a los Mundiales de cross y sugieren la introducción de una nueva modalidad, el cross-boxing.

La superioridad africana en los Mundiales de campo a través es tan aplastante que en el mundillo atlético se comenta que el combate entre Tsegay y Kuma es lo único interesante que ha sucedido en estos campeonatos en los diez últimos años.

Entre bromas y ocurrencias, los Mundiales de Punta Umbría han confirmado que, mientras los africanos, y no solo estos dos púgiles, se baten con ardor por las medallas, Europa se desentiende cada vez más de una contienda que la relegó hace veinte años a la condición de comparsa.

En Punta Umbría sólo España y Gran Bretaña presentaron equipos completos en las cuatro carreras (dos séniors y dos júniors).

El español de origen marroquí Ayad Lamdassem, el mejor europeo, obtuvo un decimosexto lugar que en las condiciones actuales, con seis atletas por país, hay que calificar de notable.

Algunos resultados

Por equipos, España ganó el pulso europeo a Portugal por un solo punto pero aún así sólo fue octava.

La lista femenina no altera mucho el panorama a los efectos europeos porque la mejor, la británica Charlotte Purdúe, fue decimocuarta (Nuria Fernández, la mejor española, terminó en el puesto 24), aunque sí ofrece un destello de resistencia contra el poder africano.

La estadounidense Shalane Flanagan, tercera, ya había demostrado, con su medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, que en el podio de 10.000 metros había espacio para fondistas no africanas, marcando una línea de conducta a las colegas europeas.

La IAAF ha constatado que los Mundiales de cross ofrecen cada año menos interés para Europa, el continente que sufraga gran parte del presupuesto del atletismo mundial, y también para los países aspirantes a organizarlos, de ahí que haya resuelto que a partir de ahora se disputarán cada dos años.

Punta Umbría recibió la sede de los Mundiales de cross cuando solicitaba los de Medio Maratón, y en 2013 la competición regresará, probablemente, a la sede del 2010, Bydgoszcz (Polonia), ante la falta de concurrencia.

El presidente de la Federación Española, José María Odriozola, clamaba en el desierto el sábado pasado cuando pidió públicamente a Europa que no se rindiera y animó a sus colegas a participar en los Mundiales.