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Más deporte | La intrahistoria

Ébola y furtivos, amenazas de esta especie en peligro

La caza y las enfermedades disminuyen su número

Sebastián Álvaro
Actualizado a

En un gran abanico selvático, que incluye a Uganda, República Democrática del Congo y Ruanda, se encuentran las últimas familias de una especie acosada por la deforestación, los cazadores y eso que se ha llamado "imparable progreso", y que en muchos lugares no es sino la pura devastación de los últimos grandes espacios salvajes.

Los gorilas de montaña están tan amenazados que han sido catalogados como una especie en peligro de extinción. Aunque, en los últimos tiempos, haya motivos de esperanza, la verdad es que lo tienen difícil nuestros parientes evolutivos, porque sus enemigos son tan pertinaces como letales. Por un lado están los cazadores furtivos, que los matan para abastecer de "carne exótica" a restaurantes de lujo. También se encuentran los que se encargan de proporcionar ejemplares a coleccionistas y zoos de todo el mundo, dejando desprotegidas a las familias. Y lo cierto es que ninguno de ellos llega a sobrevivir en cautividad.

El otro gran enemigo del mayor de los primates vivos -un macho espalda plateada puede llegar a pesar 250 kg y superar el metro ochenta de altura- es infinitamente más pequeño, pero igualmente temible: el virus del ébola. Según un estudio publicado por la revista Science, en 2006 habían muerto por esta causa más de 5.000 gorilas.

Frente a tan graves amenazas se opone el trabajo de científicos y defensores de la naturaleza que siguen la senda abierta por Dian Fossey. El ecoturismo se ha descubierto como una eficaz manera de proteger a estos fascinantes animales, al suponer una segura y abundante fuente de ingresos para una parte de los nativos frente a la que aportan los furtivos y la destrucción indiscriminada del hábitat.

Contradicción.

Pero la verdad es que lo que nuestros ojos pudieron ver es contradictorio. Mientras una visita a los gorilas cuesta a cada turista 500 dólares, los nativos que viven alrededor del Parque Nacional se encuentran sumidos en la miseria. Además, como pudimos comprobar, los campesinos siguen ganando a la selva terreno cultivable, dejando sin su espacio natural a los gorilas. Y cuando la selva deje de ser impenetrable habremos perdido a los últimos gorilas de montaña.