NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

El perfil | Javier Hernández

El periodista que quiso participar en unos Juegos

Dejó la redacción de AS para entregarse al reto.

Juan P. Montaner
Actualizado a
El periodista que quiso participar en unos Juegos

Después de ver los Juegos Paralímpicos de Pekín 2008 en la televisión, Javier Hernández Aguirán (Zaragoza, 1979) llamó a Quique Iglesias, periodista que los cubrió para AS, y fue directo: "Tú que me conoces, ¿a qué deporte me podría adaptar mejor?". Quique le dijo que si sabía nadar, ésa era su prueba y a ello se puso desde entonces. La anécdota define a la perfección su valentía y atrevimiento.

Al 'Sepia', apelativo con el que se le conoce cariñosamente, no hay muro que pueda frenarle. Superado el colegio, resolvió que lo suyo eran los medios y se decantó por cursar Comunicación Audiovisual, una titulación que no se impartía en Zaragoza. El problema, que más bien no lo fue, se solventó con sencillez: iría a la Universidad Autónoma de Barcelona.

En 2001, ya licenciado, se hizo un hueco en la sección de deportes del Heraldo de Aragón. Cinco años más tarde, ya en 2006, daría el salto a la delegación aragonesa de AS, para la que trabajó hasta diciembre de 2007.

Fue entonces cuando entendió que había llegado el momento de pasar al otro lado del plano informativo. En febrero se lanzó a la piscina y tras los Juegos de Pekín se volcó de manera progresiva con el reto de alcanzar la siguiente parada: Londres 2012.

Esfuerzo. Como no podía ser de otra manera, Javi compaginó su preparación con decenas de actividades. Fue responsable de comunicación de Disminuidos Físicos de Aragón, comentarista de los partidos del Zaragoza en varias emisoras locales y nacionales y, otro de sus grandes retos, biógrafo de Luciano Martín Galletti, exfutbolista y ante todo amigo. Además fundó con sus compañeros de equipo el club de natación Aragua.

Este ha sido uno de sus principales obstáculos durante la puesta a punto. En cinco meses, visitó cinco países, escuchó 90 horas de grabaciones, escribió mucho y nadó poco. "Eso me frenó, pero era el momento de hacerlo", confiesa.