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Foro 2014-AS

"En el alto rendimiento se trabaja para ganar, no para divertirse"

Anna Tarrés acudió ayer al Foro 2014-AS para hablar de 'La exigencia del deporte de alto nivel'. Un concepto, el de exigencia, que podría explicar las acusaciones que se han vertido contra ella por parte de exnadadoras tras saber que la Federación no renovaba su contrato como seleccionadora.

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<b>ÉXITOS. </b>Tarrés explicó en el Foro 2014-AS su fórmula para llevar a la sincronizada a las medallas.
reportaje gráfico: felipe sevillano / dani sánchez

Anna Tarrés (Barcelona, 1967) se explica por sí sola con su currículo: 15 años al frente de la Selección española de natación sincronizada con 55 medallas (cuatro olímpicas, 26 en Mundiales y 25 en Europeos). De los Juegos de 2012 llegó en agosto con una plata y un bronce de sus chicas. Y el 6 de septiembre se encontró con una llamada de Fernando Carpena, presidente de la Real Federación Española de Natación (RFEN), comunicándole que el 31 de diciembre dejaba el cargo. Que no era renovada "por motivos deportivos".

Un sorpresón al que siguieron acusaciones de exnadadoras. Y los titulares se prestaban a lo obvio. Las aguas de la natación pasaban a estar turbias, sucias o revueltas. Según la pluma. La razón de ese repentino cambio de color lo intentó explicar ayer la propia Tarrés en el Foro 2014-AS. El difícil equilibrio que se establece en el deporte de élite.

Impoluto. "Este es un deporte considerado 'blanco', impoluto, fruto del esfuerzo, el trabajo y la complicidad. La sincronizada mundial nos quiere porque siempre la hemos pedido ayuda. Habrá que preguntar a ellas (las 15 nadadoras que firmaron una carta denunciando su presunta excesiva dureza) por qué se ha manchado, qué necesidad tenían cuando lo que aquí deberíamos estar celebrando es el éxito de tres años titánicos", reflexionó la entrenadora, que repitió palabras como "pasión", "trabajo", "exigencia", "actitud", "excelencia" La fórmula de las medallas para una mujer-torbellino.

Exigencia. Tarrés explicó cómo se llega al éxito porque con eso se pueden explicar también las frustraciones y los fracasos. Comenzó leyendo: "Exigencia, según el diccionario, es un patrón de conducta que obliga a cumplir los planes de manera más o menos estricta". "La palabra toma cuerpo a medida que se establecen objetivos ambiciosos, no cobardes, pero realistas".

Cuando en 1992 juntó a las niñas del Kallipolis y Granollers en el Centro de Tecnificación de la Catalana, el objetivo era sólo "avanzar en programas de entrenamiento". Había ejercido de "superesponja" con la entrenadora de la selección de EE UU tras los Juegos y había descubierto "la importancia de la motivación". En 1995, la sincro volvió al panorama internacional con un quinto puesto en el Europeo de Viena. El inicio. Tarrés descubrió ya entonces que "la balanza entre la exigencia y los resultados se equilibra cuando uno paga un precio justo por lo que está consiguiendo. La clave del éxito es tener resultados, porque eso retroalimenta al deportista y le ayuda a recuperarse del desgaste físico y psicológico de la alta competición" en la que "el número uno siempre hace algo más o mejor que el cuarto".

Ambiente. Su modelo, contó, se basa en "trabajar las actitudes y los valores" y reconoció ser "muy exigente en la actitud, que siempre debe ser positiva. Es importantísimo el buen ambiente". Otra pata es "la voluntad de mejora continua, porque cuantas más horas se dedique al entrenamiento, mejor sale". "La exigencia es sinónimo de constancia, de esfuerzo, de paciencia y de estar dispuesto a tolerar la frustración, porque en el alto rendimiento se trabaja para ganar, no para divertirse".

¿Entonces todo vale? "La responsabilidad del entrenador es cuidar del deportista para mañana poder comenzar donde nos quedamos ayer, no más atrás". Siempre dar un pasito más que Tarrés encuentra en otro concepto: "La exigencia no tiene valor si no se trabaja la excelencia, que es lo que nos llevó a las medallas. Con la excelencia disfrutamos del camino y posibilita mejores resultados". Es decir, un trabajo de coreografía o diseño que contrarrestara la perfección técnica de, por ejemplo, Rusia.

Conceptos que se traducen en horas en la piscina que, quizá, algunas nadadoras no soportaron. "La no consecución de resultados supone frustración y no todo el mundo lo asume igual. Tras los Juegos, hay una cuota de abandono del 20%. Tres lo dejaron después de Atenas y otras tres tras Pekín. No después de Londres, porque el grupo es muy joven. Por actitud o aptitud, no estaban preparadas para pagar el precio por un objetivo". "En nuestro oficio, el objetivo es ganar", recordó.

Límite. ¿Y el fin justifica los medios? ¿Existe algún límite? "Va relacionado con la complicidad que estableces con la nadadora. Esto es cosa de dos y todo es compartido y consensuado. Lo que intentamos es sacar el máximo talento de cada una".

Paola Tirados, que dejó el equipo tras Pekín 2008, acusó a la barcelonesa tras no ser renovada de "extorsiones y humillaciones". Incluso de quitarle una medalla para dársela a su hija. Otras catorce nadadoras se unieron para hacer pública una carta en la que la acusaban de malos tratos (los ya famosos 'trágate el vómito' o 'gorda vete al psicólogo'). "La sincronizada ha sido un deporte público y el 99% de las veces mis entrenamientos también, con todo el mundo invitado a verlos. He estado quince años juzgada por el día a día y las competiciones. Y no me siento identificada con lo que se dice en la carta. La mayoría de las chicas no han formado parte del alto rendimiento y con las otras hablé dentro de lo que es una dinámica de equipo. Es verdad que he sido muy exigente y priorizado el trabajo, porque cuanto más hemos trabajado, mejor ha salido". Tras la publicación de la misiva, Tarrés reconoció que no ha cruzado palabra con ninguna de ellas.

Sin embargo, la demanda en los tribunales por "tutela de derechos fundamentales" que tiene ya fecha de juicio el próximo lunes, Tarrés la ha dirigido contra el presidente Carpena y no contra las nadadoras. Aunque no descarte hacerlo después.

"Creo que la carta está orquestada por la Federación y en ella se denigra mi imagen. Firman tres hermanas, de tres generaciones distintas, que están relacionadas con el presidente de la Federación. Si tan mal lo hacíamos, no sé cómo a la menor nos la enviaron no hace tanto para que fichara por el Kallipolis". Se refería a Cristina, Ana y Carla Violán, tres de las firmantes, hermanas a su vez de Luisa Violán, que es la novia de un hijo de Fernando Carpena.

Anna Tarrés, que parece lucir una coraza, reconoció que todo el barullo le ha afectado bastante. "A nivel familiar, muchísimo. Mi hija de diez años ha visto en la tele lo que se decía de mí y me decía 'Mami, pero si tú no hablas de esa manera'. Esto ha sido un ataque a Anna Tarrés, pero también al deporte".

La entrenadora de las 55 medallas vive ahora una situación surrealista, porque hasta el 31 de diciembre tiene contrato. "Soy seleccionadora sin cargo. No se me comunica nada de la planificación. Pero sí que me han llegado correos electrónicos pidiéndome informes varios poco trascendentes... Con todo esto, además, tengo que reconocer que se han parado ofertas que tenía. Hay gente que se ha echado atrás. "

"Nadie es imprescindible en este mundo", se sinceró Tarrés, pero advirtió "que los proyectos tiran adelante por las personas. Si las personas no tienen pasión, no se puede llegar arriba".

Ahora su labor la llevará a cabo Esther Jaumà, que estuvo con ella en el cuerpo técnico del equipo nacional entre 1998 y 2001. Es la elegida por Carpena, al que Tarrés no apoyó en las elecciones que le llevaron al cargo en 2008, y del que no quiso valorar su gestión.

"Le agradezco el reto de que me permitiera acometer la renovación del equipo para seguir arriba en el medallero. La vida es lucha, por lo bueno y por lo malo. Y si a mí se me puede acusar de algo es de ser pesada. La excelencia, trabajar con los mejores, cuesta dinero y constantemente he pedido más y más recursos".

Con Jaumà colaborará Gemma Mengual, la obra más perfecta de Anna Tarrés. ¿Cómo es ahora su relación con ella? "Cuando las nadadoras están en activo, la complicidad es máxima. Y con ella ha sido muy íntima. Esas conexiones son importantísimas para saber hasta dónde se puede llegar. Pero nunca he pretendido ser amiga de mis nadadoras. Ella tiene su vida, sus negocios, ha sido madre... La relación es cordial".

Las chicas del equipo de sincro del Canoe escuchaban atentas. "Luchad, tirad adelante", les dijo. Aunque el camino no sea fácil. "El deportista de élite cede su vida al deporte. Y se deja de lado la vida personal. Pero detrás de una medalla hay momentos fantásticos". José Luis Sáez se los recordó. Y le entregó una reproducción de la revista Aire Libre (1934), que refleja una mujer "moderna" dibujada por Rafael de Penagos. "Me recuerda a ti". A esa mujer que comenzó "luchando por la dignificación de un deporte que se decía que era de niñas monas haciendo de sirenas". Y que ahora está revuelto.