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Expedición North Face-Nanga Parbat

Nanga Parbat: la ‘montaña asesina’ espera en diciembre

De los 14 ochomiles, sólo K2 (8.611 metros) y Nanga Parbat (8.125) se resisten a las ascensiones invernales. Sus cumbres están más expuestas al viento que las de Nepal.

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Nanga Parbat: la ‘montaña asesina’ espera en diciembre

La historia de las ascensiones invernales tomó forma con los duros escaladores polacos que las iniciaron en los ochenta. Ahora, de los 14 ochomiles, sólo K2 (8.611 metros) y Nanga Parbat (8.125) se resisten, ambos en el Karakorum, cuyas cumbres están más aisladas y expuestas al viento que las de Nepal.

Simone Moro destrozó el dogma de que no se podía ascender un ochomil allí en invierno. En febrero del 2011 lo consiguió junto al kazajo Urubko y el estadounidense Richards en el Gasherbrum II (8.035). Vivieron a 46 grados bajo cero de termómetro (acentuados por el viento) y subieron en estilo alpino, sin cuerdas fijas ni porteadores. Sin oxígeno. Puro minimalismo llevado al límite.

“Lo principal es no perder la cabeza. Estar concentrado para mantenerte siempre caliente”, les advierte en Múnich Moro a sus compañeros de la expedición North Face al Nanga Parbat. El alemán David Goettler (35 años y con pareja española, Mónica, médico en cordadas del Himalaya), que subirá junto a Moro, y Emilio Previtali (46 años), más dedicado al Campo Base y a labores de comunicación. Se irán el 20 de diciembre y esperarán “alguna ventana de buen tiempo” hasta el 21 de marzo si es necesario.

Intento. En 2012, Moro ya intentó el Nanga en invierno con Urubko, y tuvo que volver. “Era una ruleta rusa”, decían. Entonces, fueron por la oscura vertiente Diamir. Ahora, pretenden ascender por la cara Rupal, con una pared vertical, de orientación suroeste y más soleada.

“Tenemos noticias de que también lo intentarán tres polacos por la Rupal; y habrá un alemán, un iraní y posiblemente un italiano por la otra. Claro que nos ayudaremos si es necesario. Es mejor que seamos amigos, porque estamos solos. Los polacos inventaron el alpinismo invernal y si van en esta época, sólo hay que quitarse el sombrero”, explica el de Bérgamo. El Nanga engulló el pasado febrero al francés Joel Wischnewski. La montaña asesina siempre se cobra tributos.