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MONTAÑISMO

Carlos Soria corona con 75 años su 12º ochomil: el Kanchenjunga

El abulense hizo cumbre a las 9:05 (5:20, hora española) y se convirtió en la persona con más edad en llegar a la tercera cima más alta del planeta (8.586 metros).

MadridActualizado a
Carlos Soria corona con 75 años su 12º ochomil: el Kanchenjunga

La pasada primavera, Carlos Soria renunció a la cima del Kanchenjunga, la tercera más alta del planeta (8.586 metros). La falta de cuerda y el cansancio acumulado aconsejaban la retirada. “Hemos visto la cumbre muy cerca, pero tomamos la decisión correcta. El Kanchenjunga no se va a mover de ahí, volveremos en 2014”, avisó entonces el abulense. Dicho y hecho. A las 9:05 (5:20, hora española) de ayer, Soria pisaba techo y, a sus 75 años, se convertía en la persona de más edad en subir a esta montaña.

El Kanchenjunga se convierte también en el duodécimo ochomil de Carlos Soria, a quien ahora le restan el Dhaulagiri (8.167) y el Annapurna (8.091). También le gustaría (y así lo intentó en octubre de 2013) ascender a la cumbre principal (8.027) del Shisha Pangma, porque en 2005 llegó a la central (8.008). El primero fue el Nanga Parbat (8.125), cuando tenía 51 años.

“Esta cima es de todos”, dijo arriba Carlos Soria. Y ahí incluía a su familia, con su mujer (Cristina), sus hijas y sus nietos; a los aficionados, a sus compañeros de cordada y a su patrocinador... Porque desde que firmó por BBVA hace tres años, el abulense había tenido que renunciar a cinco cumbres y ahora por fin pudo rematar la faena.

Soria atacó la cima desde el Campo III (a 7.550 metros) a las 19:30 (15:45 en España). “Me encuentro física y mentalmente bien y voy a aprovechar esta oportunidad que nos brinda la montaña”, comunicó al Campo Base. Casi diez horas después, el abulense llegaba a la cumbre junto a su inseparable sherpa Muktu, prácticamente a la par que veían amanecer. A las 19:00, casi 24 horas después de la partida, ya descansaban otra vez en el Campo III. Agotados, pero satisfechos. La pasada madrugaba tenían previsto culminar el descenso.