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NFL DRAFT 2015

Los fracasos más sonados del draft (III): Curtis Enis

Los Chicago Bears pensaron encontrar en este alumno de Penn State a su corredor titular para una década y no pudieron equivocarse más.

Actualizado a
Curtis Enis en uno de sus pocos partidos con los Chicago Bears.
Jonathan DanielGetty Images

Con el número cinco del draft de 1998 los Chicago Bears escogieron a Curtis Enis. Creían encontrar un corredor para llevar el peso del ataque del equipo durante un lustro, quizás una década, y se encontraron con uno de los mayores fracasos de la historia reciente de la franquicia.

Con un añadido, unas gotas de fatalismo que el destino suele reservar para este tipo de decisiones y que acaban golpeando con dureza. Lo que en castellano explicamos como "ten cuidado cuando escupes hacia arriba, porque te puede caer en la cara". Y es que la elección de Enis por los Bears vino acompañada por la negativa a draftear a un tal Randy Moss. El motivo que argumentaron los directivos de Chicago para no seleccionar a Moss fue el de el miedo que les daba su comportamiento fuera del campo. Y, vaya, lo que les esperaba con Enis en ese aspecto no le andaba a la zaga al genial receptor.

Curtis Enis jugó en la universidad de Penn State. Allí se convirtió en toda una leyenda al lograr 37 touchdowns y 3.156 yardas en tres años. Tras su año junior decidió dar el salto a la NFL.

Bueno, es una forma de decirlo, porque ya allí se vio la primera muestra de que Enis iba a ser un problema. Antes de que Penn State jugase la Citrus Bowl, el chaval aceptó regalos de agentes y fue suspendido, por lo que su única salida lógica era la NFL.

Más sorprendente aún fue su comportamiento después de decidir acudir al draft. Apartó de su lado a Roger Jeffers, un viejo amigo y entrenador de sus años de instituto, cercano a su familia y que se había convertido en un consejero de la carrera de este cabeza loca. En su lugar, contrató como agente a Greg Feste, y eso precipitó los problemas.

Hay que tener en cuenta que Enis era un muchacho de un estrato social pobre, trabajador y que, a la vista de lo sucedido, tenía pájaros en la cabeza que su familia no aprobaba. Feste negoció su contrato con los Bears mientras la familia de Enis, sus padres, aseguraban que no conocían de nada a ese hombre y que, de hecho, su propio hijo había dejado de llamarles. El resultado fue decir que no a una oferta del equipo de Chicago que le deba 18 millones de dolares por seis años y quedarse con una que le pagaba 5,5 millones por 3 años. Sólo el signing bonus del primer contrato ya le daba 7 millones de dolares... pero entre su nuevo agente y el jugador decidieron que lo mejor era obviar el pájaro en mano para apostar por los ciento volando.

Ese mismo verano, Curtis conoció a una bailarina de club nocturno y, casi de inmediato, decidió casarse con ella. Según relataron algunos invitados, toda la fiesta fue una locura, con Curtis Enis, recién convertido al cristianismo, gritando a la gente que se arrepintieran de sus pecados y que abrazaran al señor.

Todos estos vaivenes en su vida convirtieron al que iba a ser un RB capaz de cambiar la liga, capaz de sostener el ataque de un equipo como los Bears, en un enorme desastre. Debido a los problemas en la negociación de su contrato se perdió parte de la pretemporada y cuando debutó con el equipo en temporada regular se partió los ligamentos de su rodilla izquierda. Tres años de problemas físicos, personales y mal juego después, Enis dejaba la NFL con el paupérrimo balance de 1.497 yardas y 4 touch downs.

Tras su retirada trabajó en un fábrica de puertas de garaje. Un par de matrimonios fallidos después quiso trabajar para la policía, en la oficina del Sheriff del condado de Miami, pero fue expulsado cuando una empleada de una tienda le denunció por haberlo solicitado sexo oral cuando estaba de uniforme.

Curtis Enis recuperó su amor por el fútbol americano al punto de entrenar a los chavales del instituto de Bradford (Ohio), donde él mismo estudió, algo que le valió ganar dos veces el premio a entrenador del año de su liga. Pero siempre será considerado como uno de los grandes fracasos de la historia del draft, como jugador y como persona. Su periplo vital lo resumió Brandon Noble, compañero suyo en Penn State: "Curtis es un gran tipo hasta que le acabas conociendo".