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Un partido en México en 2016

La NFL lleva demasiados años dando la espalda a México

México es el segundo país del mundo en seguimiento de la NFL y su masa de aficionados se siente ninguneada por la liga desde hace ya mucho tiempo.

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El estadio Azteca a reventar. 103.467 espectadores que presenciaron el Cardinals-Cowboys, y que representan a muchos millones más que la NFL debe dejar de ignorar.

El 2 de octubre de 2005 es una fecha que jamás podrán olvidar los aficionados mexicanos a la NFL. El Estadio Azteca albergó el primer partido de temporada regular que se disputaba fuera de los Estados Unidos. El césped del Coloso de Santa Úrsula se convirtió en el emparrillado que hizo historia y comenzó la expansión mundial de la mejor liga de fútbol americano fuera de las fronteras estadounidenses.

Todo parecía indicar que México sería el país que capitalizaría dicha expansión. Entre otros motivos, por que es el segundo país del mundo en número de aficionados a la NFL, como demostraron llenando a rebosar el Azteca hasta la cifra de 103 mil 467 espectadores, un récord en partido oficial que aún no ha sido capaz de superar ningún otro estadio de la NFL. Sin embargo, la liga sorprendió llevándose partidos a Gran Bretaña, un país en el que el deporte estaba mucho menos asentado, pero que sin embargo tenía la ventaja del idioma y una integración cultural mayor que su vecino del sur.

Desde entones, los aficionados mexicanos han seguido creciendo, enamorados de un deporte que ahora mismo es el segundo en los corazones de los detrás del fútbol, pese a que la competición no se disputa en su suelo, pero al mismo ritmo ha ido creciendo un resquemor, por la sensación de que la NFL ninguneaba un mercado volcado con sus colores. Muy poca gente es capaz de entender que los propietarios hayan tardado tanto en fijar sus ojos en sus vecinos del sur.

Aquel 2 de octubre, San Francisco 49ers y Arizona Cardinals culminaron un proceso que comenzó en 1986, cuando se disputó el primer American Bowl en el viejo estadio de Wembley entre los Dallas Cowboys y los Chicago Bears.

Los American Bowls fueron partidos de exhibición que se disputaron hasta agosto de 2005, cuando los Falcons se impusieron a los Colts 27-21 en Tokio. En total fueron 40 encuentros, y seis de ellos se celebraron en México. Cinco en el Estadio Azteca y uno en el Universitario de Monterrey. Curiosamente el partido de la NFL con más espectadores de la historia fue un American Bowl celebrado en México, cuando el 15 de agosto de 1994 Dallas Cowboys y Houston Oiles congregaron a 112 mil 376 personas en un Azteca a reventar.

Marco Martos, un icono para los aficionados al football en México, levanta la bandera de su país antes de la American Bowl que disputaron Patriots y Cowboys en el Azteca el 17 de agosto de 1998.
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Marco Martos, un icono para los aficionados al football en México, levanta la bandera de su país antes de la American Bowl que disputaron Patriots y Cowboys en el Azteca el 17 de agosto de 1998.Andrew WinningREUTERS

En Febrero de 2005, en una conferencia de prensa previa al Super Bowl XXXIX, el comisionado en aquel momento, Paul Tagliabue, adelantó que en la siguiente temporada se jugaría un partido oficial fuera de Estados Unidos, probablemente en México o Canadá. Un mes después se confirmó que el país azteca sería el elegido.

Ahora, México vuelve a competir con un duro rival, Alemania, para ser elegido como segundo foco de expansión de la NFL fuera de Estados Unidos en 2016, pero, como entonces, es difícil imaginar que los propietarios se inclinen por el país europeo. Sobre todo, porque esa afrenta jamás la perdonarían no solo los aficionados mexicanos, sino todos los del mundo latino, bastante hartos de que su presencia en la NFL haya quedado reducida a un mes de la herencia hispana (Hispanic Heritage Month) cada vez más descafeinado y que ofende a muchos aficionados, que consideran que es poco más que una palmadita condescendiente hacia una minoría que la NFL jamás se atrevería a plantear con, por ejemplo, etnias propias de su país.

Los aficionados de la NFL de México no quieren que durante el descanso de un partido de cada equipo al año los mariachis y las cheerleaders vestidas con ropa tradicional mexicana amenicen los tiempos muertos. Prefieren rugir con los pases de Tony Romo o Big Ben, cruzando el estadio Azteca, porque ya hace muchos años que consideran la NFL como algo propio.

Ya solo necesitan que la NFL se de cuenta.