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JUEGOS PARALÍMPICOS 2016

Michelle Alonso, la sirenita de oro que asombra en Río

Discapacitada intelectual, ha devuelto el lustre a su federación. Ganó el oro en 100 braza y se quedó a una centésima de su récord mundial.

Río de JaneiroActualizado a
Michelle Alonso, la sirenita de oro que asombra en Río
Javier Regueros

Sueña con comprarse un espectacular traje de sirenita para zambullirse en el agua y deslumbrar en su Tenerife natal. Pero Michelle Alon­so, de 22 años, ya deslumbró la pasada madrugada en Río al revalidar el oro en el 100 braza para nadadoras con discapacidad intelectual. Lo hizo con récord paralímpico (1:12.62), mejoró en cuatro segundos su tiempo de Londres (1:16.85) y se quedó a una centésima de su propio récord mundial.

Michelle aprendió a hablar tarde. Era una niña a la que le costaba relacionarse, y con 12 años se confirmó su discapacidad. Ella ha devuelto el lustre a su federación. Tras el escándalo de Sydney 2000, cuando se destapó que casi todos los deportistas de la selección de baloncesto carecían de discapacidad, el Comité Paralímpico Internacional suspendió la participación de los discapacitados intelectuales hasta Londres 2012. Allí, Michelle, con 18 años, se convirtió en la primera nadadora española con discapacidad intelectual que iba a unos Juegos Paralímpicos y en la primera en ganar el oro.

Antonio Carlos Gómez, presidente de la Federación Española de Deportes para Personas con Discapacidad Intelectual (FEDDI), califica de “hazaña” lo logrado por Michelle: “Tras lo de Sydney, al entrar en la presidencia, pasamos años muy complicados y nuestra federación estuvo a punto de desaparecer”. Gómez destaca el mérito de su entrenador, José Luis Guadalupe: “Estos deportistas necesitan mucha atención”. Lo corrobora Guadalupe: “Hay que tenerla motivada todo el rato y controlar mucho la disciplina, el sufrimiento...”.

Una de las motivaciones de Michelle antes Río era reu­nir los más de 2.000 euros que cuesta encargar en Estados Unidos su traje de sirenita a medida. Ahora lo podrá lucir con una medalla de oro más.

Tras Sydney, se endurecieron los controles

Tras el escándalo de Sydney se endurecieron los controles de aptitud para competir en unos Juegos Paralímpicos como deportista discapacitado intelectual. “Ahora el fraude es imposible”, explica Alfredo Salazar, director técnico de la FEDDI. Los deportistas, según explica Salazar, deben pasar por cuatro calificaciones: en su federación nacional, en la federación internacional (INAS) y dos más en el Comité Paralímpico Internacional (una primera de carácter revisable, y otra posterior, ya certificada, a los pocos meses). Los deportistas tienen que tener un coeficiente intelectual menor de 70 y pasar múltiples test de ordenador (hasta 9) especialmente diseñados para no poder engañar. Los certificados los firman un equipo multiprofesional, formado por médicos, psicólogos y asistentes sociales.