Renunciamos a ser campeones

Renunciamos a ser campeones

Los fondistas españoles tienen a gala ser los primeros atletas de raza blanca cuando corren en los grandes campeonatos. Y si se les dan mal las cosas, de ser al menos los primeros europeos. Los hechos así lo demuestran. En los Mundiales de Edmonton, los atletas que entraron por delante de Alberto García en 5.000 metros fueron dos kenianos, un argelino y un etiope; en 10.000 metros, a Roncero y a Ríos sólo les ganaron tres etiopes y un keniano, y en 3.000 metros obstáculos, únicamente dos kenianos y un marroquí cruzaron la meta antes que Martín Berlanas.

O sea, que en Europa arrasamos. Eso, en teoría. Luego llega la práctica, es decir, los campeonatos de Europa, y nuestros lobos se convierten en corderos. Verbigracia: los Europeos de cross. Se disputan hoy en Suiza y, por los precedentes que hay, no hay que esperar gran cosa. Por lo pronto, no compite esta mañana ninguno de los españoles que en Edmonton fueron, de largo, los primeros europeos. Se reservan para empresas mayores, que no está mal, pero el cross siempre ha sido base de la preparación invernal y, ya que es así, podían haber aprovechado para ponerse a punto y ser campeones.

Una pena. Ser campeón de Europa de cross no es ninguna tontería. Cuando se creó esta competición en 1994 parecía que estaba hecha a nuestra medida y, sin embargo, en estas siete ediciones que van no hemos tenido ni un solo campeón. Por equipos sí, una vez ganamos en hombres y dos en júniors, pero aún está por ver a un español que llegue primero. Hemos rozado el larguero con un segundo puesto de Alejandro Gómez y dos de Julia Vaquero, pero eso ya lo hacíamos en la época de Mariano Haro, que se hartó de ser segundo en el Cross de las Naciones. Exigir algo más no estaría mal.