Busque usted una cinta métrica y cuente 2 milímetros. ¿Ya? Pues esa inapreciable medida es la que separó ayer en la meta de San Javier a Fabio Sacchi y Ángel Edo. El sprinter catalán levantó los brazos en señal de victoria, mientras las repeticiones de televisión parecían corroborar su triunfo. Los jueces no lo vieron tan claro y recurrieron a la foto finish para dictaminar el veredicto. "El ganador es el dorsal 95, Fabio Sacchi", anunció entonces la megafonía. A Edo se le cayó el mundo encima.

Edo ya había quedado segundo en la primera etapa. Entonces sucumbió ante el mayor poderío de Jan Svorada. Esta vez, el checo no venía en el grupo principal, formado por 52 corredores. Ni tampoco otros velocistas de relieve como Isaac Gálvez o Massimo Strazzer. Todos ellos se habían descolgado en los puertos anteriores. El catalán vio entonces una oportunidad de oro y puso a trabajar al Maia. Pero dos malditos milímetros echaron todo por tierra. "Es la peor experiencia en mis diez años como profesional. Nunca me había pasado algo así", dijo el de Gavá.

Sacchi era la otra cara del día. Pero ya había vivido una experiencia similar. "¿Sólo dos milímetros? Bueno, estoy acostumbrado. El año pasado gané el Gran Premio Costa Etruscos, la primera carrera del calendario italiano, por sólo tres milímetros. Estas cosas pasan en ciclismo", explicó el corredor del Saeco.

Al margen del apretado final, la etapa dejó otras conclusiones. La primera, que Danilo di Luca quiere ganar esta Vuelta a Murcia; ayer luchó por todas las bonificaciones y sumó cinco segundos. La segunda, que el murciano Alejandro Valverde sigue siendo el tapado del Kelme. Y la tercera, que los contrarrelojistas Iván Gutiérrez, Abraham Olano y Jan Hruska están al acecho.