Este Atlético ha enseñado sus credenciales en Huelva. Ha ganado, no de manera vistosa, pero ha probado el sabor de la victoria, que le es de vital importancia ante el inicio liguero para que la gente adquiera confianza en las ideas de Luis. Al margen de las buenas maneras exhibidas por Albertini y Luis García, lo más importante es el equilibrio de la plantilla. En la final salieron los teóricos suplentes y un desheradado de la gloria, como Colsa, le dio la Carabela. El banquillo, en muchas ocasiones, decanta las temporadas de los equipos.

En esta polivalencia hay que destacar la pelea deportiva que se anuncia en la portería. Con la llegada de Esteban, el Atlético va a tener muy bien cubierto este puesto. Las excentricidades y experiencia del Mono Burgos son un seguro a prueba del mejor delantero, Esteban aportará la sobriedad y elasticidad en el marco y por si fuera poco, el tercero en discordia, Sergio es un proyecto de portero moderno de amplías garantías. Incluso tienen en la recámara para el año que viene a Sergio Aragoneses, otra joven promesa en alza.

De esta pelea tiene que conseguir Luis uno de sus fundamentos tácticos. Asegurarse atrás, tener un portero que dé confianza al resto del equipo y que permita soltarse con solvencia al centro del campo y la delantera. Las dos últimas temporadas de Primera antes de acabar en el infierno y la andadura por Segunda tuvieron el calvario para los rojiblancos de que eran un coladero. Recibían goles de todas las marcas y con todos los sellos. Eran una auténtica verbena de regalos y poco a poco se fueron acobardando y cayendo al pozo de la clasificación. Ahora la competencia traerá resultados.